Cómo conseguir que las redes sociales no contaminen una relación de pareja

Pilar Cebrián 25/01/2016 13:38

Esto suponía que te pasarías la jornada entera haciendo guardia al lado del teléfono fijo de tu casa para que no lo cogiera tu padre y sometiera a tu pretendiente al décimo grado... Tanto han cambiado los tiempos que las nuevas tecnologías, que nos facilitan las cosas en algunos campos, están despojando al amor de su inocencia. Y no sólo eso sino que, tanto acceso a la información, nos hace querer más y más, llevando dicho control a obsesiones que pueden llegar a romper una relación definitivamente.

Es ahora, que tenemos acceso a todo, cuando más desconfiamos del otro. Y esto, ¿a qué se debe? Es una cuestión de hábitos y actitud. Actualmente, cualquier duda que tengamos en cualquier campo lo resolvemos en Internet, y esto hace que apenas estemos ejerciendo la tolerancia a la frustración. Es decir, estamos dejando de practicar la paciencia y la incertidumbre. Ambos conceptos apenas protagonizan nuestras vidas porque de manera automática resolvemos los interrogantes que nos surgen. Pero ¿qué pasa con las relaciones? Que las cuestiones que se nos plantean no tienen una respuesta tan automática como las que nos aporta la red.

Es decir, el estar controlando a nuestra pareja por su estado de whatsapp, su estado en el perfil o los ¨me gusta¨ que pueda poner en Facebook, no son correlativos con la realidad, y tendemos a sacar nuestras propias conclusiones al respecto. Esto lleva a mayor desconfianza y a un mayor control, siendo uno de los efectos negativos de las redes y tecnologías. Y ¿cuál es el otro?: El acceso a otras personas. Obviamente, sería una incoherencia decir que "como lo tengo, lo cojo" y que antes entonces no había tantas infidelidades porque no había opciones. Una relación sana en la que la comunicación es adecuada y las carencias propias de cualquier pareja se van resolviendo adecuadamente, no te lleva a mirar fuera de casa. Pero si la pareja tiene grietas resulta más fácil comenzar a hablar con alguien ajeno que termina dándonos lo que no tenemos y esto promueve dicha infidelidad.

La impaciencia y la baja tolerancia a la frustración, nos lleva a buscar el camino que en ese momento consideramos ¨más fácil¨ y las redes nos lo sirven en bandeja de plata. A dos clics de ratón, tenemos acceso a una infinidad de perfiles que con la excusa de ¨fuimos al mismo colegio” y nos incitan a desdoblarnos. Esto, a su vez, nos mantiene entretenidos mientras el conflicto de pareja continua aumentando sin que le pongamos freno, y cuando dicha distracción se esfuma, de nuevo nos queda lo que tenemos en casa, más contaminado y más lejano.

Es necesario hacer dos cosas para que las redes sociales no se conviertan en el “tercero en discordia”:

1. Lo primero, evitar el chequeo o la confirmación constante. Si te digo que ya estoy en casa, tienes que creerme. No voy a mandarte fotos ni ubicaciones, porque de esta manera estaréis reforzando dicha intolerancia a la frustración y os pasará factura, además de sentiros controlados. El día que no tengas batería o te olvides de pasar los datos, el conflicto quedará servido y esto encenderá una mecha muy peligrosa.

2. El segundo: conocernos y ser coherentes y sinceros con nosotros mismos. Plantearnos qué está pasando si un día estás deseando abrir las redes sociales para hablar con alguien determinado, en lugar de sentarte a cenar con tu pareja tranquilamente o disfrutar de una película tirados en el sofá. Aprender a localizar el problema antes de que se haya apoderado de vosotros facilitará la recuperación de vuestra pareja, sin ninguna duda. Vivid vuestra vida y dejad el mundo tecnológico para lo que está diseñado.