"Estas son las cuatro esquinas de la actualidad. En el centro, la solemne apertura de las Cortes. En el sur, el discurso de investidura de Chaves. En el norte, el desmarque de Ezker Batua en Mondragón y en el este, la guerra del agua. Los dos primeros puntos, Madrid y Sevilla, nos mostrarán la solemnidad de la política. El tercero, Mondragón, su miseria. Y el cuarto, la guerra del agua, su complejidad. Comentemos los dos últimos. Hace mucho que Ezker Batua ha perdido el rumbo. Se forzó para poder llegar a ser el puente entre nacionalistas y no nacionalistas -cosa meritoria en su momento- pero ya es un puente roto. Ahora que se producía el milagro de la unión de socialistas, populares y nacionalistas del PNV y EA, para desalojar a ANV de la alcaldía, por no condenar el asesinato de Isaías Carrasco, Ezker Batua se desmarca. Y su desmarque impide el desalojo. Ezker Batua es el ejemplo paladino de la ceguera política vasca. De tanto escrutar el futuro ha perdido la capacidad de ver a las personas que están a un metro. Sobre la guerra del agua, sólo una observación; cuanto se está discutiendo es simple superficialidad y coyuntura, porque se habla del agua como si fuera posible hacerlo sin estudiar el modelo de desarrollo territorial. El geógrafo Víctor Peñas lo denuncia con claridad: se ordena el territorio con un único objetivo: crecer, y crecer y crecer más, sin límite. Ya estamos llorando porque ha habido que parar un poco y soñamos con regresar a la gran depredación. El agua disponible es cosa aparte, que se pelea aparte, con todos los localismos desatados y el honor por bandera. El agua es sólo una parte del problema del agua."