San Fermín, desde dentro

CUATRO 14/07/2009 18:02

El autobús va camino de Pamplona, aprovecho para ir echando una cabezadita, seguro que la noche requiere estar descansado. Me siento, fundamentalmente, ilusionado. Muchos años esperando disfrutar de la fiesta de las fiestas. Seguro que no defrauda.

Entras en Pamplona y algo te cosquillea el estómago: lo tuyo con Iruña ha sido un amor a primera vista. Disfrutas el recorrido hasta la estación mirando por la ventana como hace un niño pequeño cuando ve el mar por primera vez. No son ni las seis de la tarde, los que ayer tuvieron "trabajo" nocturno estarán aún durmiendo. Lo que sí te sorprende de primeras es la imagen de una ciudad al completo que lleva el mismo "traje de guerra". Familias enteras con el kit sanferminero: camiseta y pantalón blancos y pañuelo y fajín rojos. Desde la abuela al niño pequeño, no falla. También suelen formar parte del look unas gafas de sol que disimulen las consecuencias de la noche anterior.

Así, dado que quieres corresponder el amor que la ciudad te va a regalar durante los próximos cuatro días, acudes a una tienda cercana mientras haces tiempo para que lleguen tus amigos desde Valladolid. Te haces con el pack completo: la camiseta la cambiarás, pero el pantalón, el pañuelo y el fajín sabes que no te los quitarás hasta el domingo, excepto para dormir, si acaso. Tras la vestimenta solo te falta un detalle para sentirte plenamente "metido en harina": vas a un bar y pides un katxi de kalimotxo.

Ya ha llegado parte del equipo que te acompaña -el resto llega el viernes-. Tras buscar la ubicación del alojamiento nocturno -Parque Yamaguchi- se procede a la compra, en cantidades industriales, del kalimotxo que alegrará la noche y dejará tu camiseta con el color que tiene que tener en una noche de San Fermín. Los minis van cayendo con la misma facilidad que van pasando las horas. Llega el concierto de "Siniestro Total": llueve bebida del cielo de Pamplona, nuestras camisetas ya no son blancas. El deambular posterior por las calles te permite ir contactando con el sentimiento que llena Iruña mientras, sin apenas darte cuenta, estás ya dentro de la plaza de toros a la espera de que lleguen los mozos con los toros por detrás. Las gradas están llenas de gente con ganas de pasarlo bien y tu sociabilidad se pone a prueba con todo tipo de cánticos. Son las ocho de la mañana y las pantallas gigantes de la plaza de toros nos permiten ver, a través de Cuatro, el encierro antes de que entren los toros a la plaza. Entre ellos entra Capuccino... aún no sabíamos que había teñido la fiesta de luto.

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