Episodio 4: Reencuentros emotivos

CUATRO 23/09/2009 10:50

La cuarta entrega de Madres adolescentes llega con un plato fuerte: las chicas recibirán la visita de los padres de sus hijos, que van a compartir con ellas los últimos días de su estancia en la casa. Reencuentros, besos, emociones para todas... salvo para Tania y Jennifer: ellas no mantienen ninguna relación con los padres de sus hijos, y hoy estarán solas. ¿Podrán soportarlo? Sin embargo, las chicas que comparten el cuidado de su hijo con sus novios tampoco lo tienen fácil, y deben enfrentarse a los conflictos derivados de su propia edad, que hacen que tanto los problemas como los afectos se vivan con una gran intensidad, llegando a surgir conflictos de pareja casi desde el momento en que los chicos llegan a la casa. Sin embargo, destacan positivamente Eva y Samuel, que aunque no son ya pareja, comparten el cuidado de su hija; son grandes amigos y para los dos lo más importante es Ariadna. En el lado opuesto están Jennifer y Tania: no sólo están solas, sino que además han tenido una dura experiencia con los padres de sus hijos; ellos no han querido saber nada de ellas, ni de los niños. El día que llegan los chicos Tania no quiere ni levantarse de la cama.

Los padres tendrán que compartir con ellas la rutina de los bebés (comida, baño, masajes...) y demostrar que también ellos son capaces de asumir esa responsabilidad a pesar de su edad. ¿Lo conseguirán o no mantendrán la calma ante las situaciones que se presenten? ¿Logrará cada pareja ponerse de acuerdo en los cuidados que necesitan sus hijos? La psicóloga Pilar profundizará en la relación de cada pareja para ayudarles a compartir la responsabilidad de criar a sus bebés, compaginándola con su vida de adolescentes, sus trabajos y estudios. También asistirán a un taller de sexualidad responsable para conocer los distintos métodos anticonceptivos y cómo evitar embarazos no deseados; juntas, las parejas repasarán sus primeras relaciones sexuales, haciendo hincapié en sus errores y en los métodos que no utilizaron.

Por otro lado, a las tensiones surgidas por la llegada de los chicos hay que sumarles los conflictos que ya existían entre las chicas. La situación es casi insostenible. El frente abierto entre Saray y el resto de sus compañeras no beneficia a nadie y, además, distrae a todas de su objetivo: aprender a cuidar de sus hijos. Así lo ha manifestado la propia madre de Saray, y su hija no duda en darle la razón, aunque para poder firmar la paz será necesario también un cambio de actitud por parte del resto de las madres adolescentes. ¿Estarán dispuestas?

Además, aprovechando unas clases de danza y con el apoyo de Pilar, Tania -que desde su llegada en la casa ha dado muestras de introversión e inexperiencia como madre- aprenderá a expresar sus sentimientos. ¿Se reflejará esto en una mejora en la relación con su hijo?