Delia trabaja con Melinda en la tienda de antigüedades. Es viuda y tiene un hijo adolescente algo problemático que se llama Ned. De hecho, conoce a Melinda porque esta pilla a Ned robando en su tienda. Es en ese momento cuando Melinda comienza a intimar con su madre, cuando se da cuenta de que Ned actuó motivado por un fantasma que le perseguía e intenta ayudarle.
Después del fallecimiento de Andrea, Melinda le propone a Delia que trabaje con ella. Cansada del estrés de su anterior trabajo, en una agencia inmoviliaria, acepta encantada. Al principio, Melinda no quiere hablarle de sus habilidades y oculta su don ante ella, pero termina confesándole su secreto cuando el marido de Delia se le aparece para que le ayude a resolver un asunto pendiente y poder cruzar al otro lado.