Bea y Mario

cuatro.com 20/04/2010 09:22

Mario y Bea llevan seis años de relación. De los cuales, cuatro de ellos llevan viviendo juntos. Tienen una hija en común de cuatro años.

La pareja, a pesar de ser andaluces se conocieron en Castellón. Bea se marchó un tiempo a buscar nuevos aires en su vida dejando atrás su Huelva natal. Pronto encontró trabajo como camarera en una discoteca. Allí conoció a Mario, que a pesar de ser de Sevilla también estaba residiendo en Castellón junto con sus padres. Ambos comenzaron a trabajar en una discoteca de la localidad y al poco tiempo empezaron a salir como explica Bea: "Yo me fui a Valencia por cambiar de aires, buscar trabajo... salir de Huelva. Allí es donde conocí a Mario. Yo estaba trabajando en una discoteca y él entro a trabajar allí. Pensó que la rubia iba a ser un objetivo fácil y no, la rubia se hizo de rogar... pero al final caí."

Al poco tiempo de comenzar la relación, Bea decidió irse a vivir con Mario. Este tenía un piso en propiedad, por lo que despertó cierto recelo entre la familia de Mario la rapidez con que estaban haciendo todo. "Cuando yo empecé a salir con Mario vivía de alquiler y él tenia se acababa de comprar una casa. Cuando le dieron el piso nos fuimos los 2 a vivir allí. Yo aportaba lo mismo que él, pero enseguida me quedé embarazada y dejé de trabajar y me ví en la obligación de tener que depender de él. Todo esto no le pareció muy bien a su familia, ya que se que iban diciendo que si yo estaba con Mario por interés, que era una muerta de hambre que no tenia donde caerme y que por eso estaba con él. Pero yo le he demostrado a todo el mundo que he trabajado como una mula desde el primer día que volvimos a Huelva. Es más ahora el no trabaja y soy yo la que lleva el mando."

Pasado un año de relación Bea se queda embarazada. Tienen una niña que Mario tenía su vida prácticamente organizada en Valencia, su casa, su familia, su trabajo... pero la aparición de Bea en su vida le hizo cambiar todos sus planes. Por amor uno esta dispuesto a llegar hasta el fin del mundo si hace falta: "Bea y yo hemos corrido mucho, la verdad. Al poco tiempo de conocernos ella se quedó embrazada y tras nacer la niña me pidió que nos fuéramos para Huelva, ya que allí estaba su familia y sobre todo su madre. Yo en Valencia tenía mi trabajo, con un buen sueldo y un puesto fijo, tenia mi casa y estaba mi familia, pero yo no dude un solo momento en dejarlo todo. Cosa que mi familia, sobre todo mi padre no entendió. Vendimos la casa en 2 días y a la semana ya teníamos comprada una aquí."

Hoy en día las relaciones con las familias no son buenas tampoco, se puede decir que cordiales pero siempre hay alguien con el que chocan: "Con mi suegra choco mucho la verdad. La quiero un montón y nos llevamos muy bien, pero tenemos las dos mucho carácter y siempre estamos a la gresca. Pero a la que no soporto es a la abuela paterna de Mario, las pocas veces que nos vemos es para meter cizaña. Se mete en todo, quiere dirigir mi casa y mi casa no la dirige nadie."

Pero lo que realmente duele a Bea es la situación que hay en su propia familia: "Mis padres se separaron y terminaron muy mal. Ni mi madre ni mi hermana tienen trato con él. Yo soy la única que lo ve y estoy siempre en medio y me utilizan los unos contra los otros. Traer a mi padre a la boda seria enfrentarme con mucha de mi gente." De hecho, según nos explica Bea tan sólo el plantear la lista de invitados ya es un problema: "No puedo invitar a mi padre a mi boda, si lo hago mi familia materna no viene fijo. Siempre me han dicho que no quieren verle ni en pintura. Son incapaces de olvidar que nos abandonó cuando éramos niñas".

La relación entre ambos es buena, dicen que confían el uno en el otro y que se conocen bien: "La relación la lleva ella. Yo soy un poco el que va detrás." "Él va de victima, pero luego es el peor. Esta siempre controlándolo todo, sobre todo los gastos, es un tacaño." "A mi me gusta llevarlo todo bien controlado, pero ella en ese sentido es más dejada, luego el carácter si que lo pone ella, tiene unos prontos que dice todo lo que le sale sin pensarlo, eso quizás sea lo peor de ella." "A mi lo que me saca de quicio de él es lo confiado y bueno que es. Se fía de todo y de todos, y luego siempre se la dan. Soy yo la que siempre le esta diciendo, cuidado, no te fíes..." Tanto Mario como Bea dicen estar seguros de que su amor es para toda la vida, pero tienen muy claro lo que haría que eso cambiase: "Ella es el amor de mi vida, nunca me ha defraudado y confío plenamente en ella. Lo que nunca, nunca le perdonaría, sería una infidelidad, que me engañase, no lo soportaría." "Nunca me ha dado motivos para desconfiar de él pero si alguna vez me engañase, nunca se lo perdonaría, estropear algo de tanto tiempo... es que lo pongo de patitas en la calle."

La ilusión de ambos es poder casarse y compartir ese momento con su hija, los dos tienen muy claro cómo les gustaría que fuese ese día: "Nos queremos casar porque estamos muy enamorados, llevamos varios años juntos y tenemos una hija preciosa. Creo que ya lo hemos hecho todo y lo que nos falta es casarnos." "Yo llevo mucho tiempo esperándolo, verme guapa, de blanco y a mi lado mi hija, ella es la mayor culpable, yo hablo mucho con ella y siempre me dice que cuando nos vamos a casar su papi y yo." "Me gustaría un traje ajustadito, de sirena. Flores en el pelo... algo más hippie, menos convencional. En un jardín, donde podamos celebrar la boda y el convite a la vez. Que la gente vaya vestida como quiera, como si quieren ir en chándal... "A mi me gustaría verme con un traje de Sexo Prieto, cuando miramos de celebrar la boda el año pasado me probé uno y me vi guapísimo."