Tras la desaparición de Diana no había nada y lo primero que aportó una prueba, meses después, fue el hallazgo del móvil de la joven que alguien arrojó en el puente de Taragoña. A partir de ahí se rastrearon los coches que en ese momento estaban en el puente, horas y horas de grabación que se redujeron a tres y luego a un coche sospechoso, el de ‘El Chicle’. Tras rastrear más de dos millones de señales de teléfono, los datos apuntaban también a Enrique Abuín.
Esto, unido al historial delictivo de Abuín, hizo que las piezas empezaran a encajar, pero no había suficientes pruebas. El día 24 de noviembre, sabiéndose vigilado, Abuín se pone en contacto con la Guardia Civil y dice que estuvo con su mujer aquella noche. Su coartada no hacía posible su detención.
Un error de ‘El Chicle’ precipitó su detención
Al parecer, Abuín lo hizo de nuevo e intentó raptar a una chica en Boiro el día de Navidad. Sin embargo, la chica se resistió, pudo sacar una pierna del maletero donde la había introducido y una lesión en el hombro le impidió hacer la fuerza suficiente para cerrar el maletero. Además, la chica memorizó varios dígitos de la matrícula del coche y grabó en un audio de whatsapp todo lo ocurrido. La chica gritó y dos jóvenes acudieron en su ayuda. Además, una cámara grabó lo sucedido.
Confesó tras quedarse sin la coartada de su mujer
Al parecer, ‘El Chicle’ condujo a las fuerzas de seguridad hasta el cuerpo de Diana tras quedarse sin la coartada de su mujer, que rectificó acusada de coautora al haber afirmado que estaba con él en su vehículo.
Según ha informado la UCO, ‘El Chicle’ arrojó a Diana a un pozo desnuda y lastrada con piezas de hormigón. La joven madrileña pudo ser estrangulada con una brida pero cómo murió Diana es aún una incógnita: primero se habló de una muerte accidental pero, según la Guardia Civil, la versión del atropello es “imposible”.