Palop, a J. Manuel: “Todos fallamos en la vida pero eso no tiene que marcar para siempre”

cuatro.com 28/11/2014 22:47

José Manuel ha convertido su casa en un campo de batalla. La relación con sus padres está basada en gritos y violencia. A sus 22 años, José Manuel controla todo y dispone del dinero de su padre como si fuera el suyo propio, sin importarle la complicada situación económica que bien sus padres. “Se ha convertido en el amo de la casa, exige todo: lo que se come, lo que se ve en el televisor… He perdido toda la autoridad. . Me quedé en paro hace dos años y medio y los 426 euros que recibo se los come él… Se cree que vivimos igual que antes que teníamos dinero y ahora no tenemos, tenemos que pedir a mediados de mes para él porque no llegamos a pagar las cosas”, dicen sus padres mientras que él sigue exigiendo. “Me importa una mierda la situación económica de casa. Me tienen que dar lo mío, si no que se lo pidan al banco o a los amigos.”

José Manuel odia a su padre

La relación de José Manuel con su padre está rota. La infidelidad de Pepe a Mari ha marcado a José Manuel, que desde entonces le hace la vida imposible. “Le deseo la muerte porque fue infiel a mi madre con su mejor amiga. Los vi aquí en el sofá y mi hermana y yo vimos lo que estaban haciendo y desde ese día”, dice el joven, que no permite que su padre coma con ellos y le deja recluido en su habitación para no tener que verle la cara. “Mi sueño es ser millonario, si fuera millonario me compraría un coche y una casa a mi madre para que se fuera de aquí y no estuviera con mi padre.”

Ante este comportamiento, su padre parece haberse resignado. “Quiere echarme de casa y no va a parar hasta conseguirlo”, dice Pepe, que se somete a todo lo que dice su hijo para evitar mayores enfrentamientos. “Al padre no le puede ni ver. Me da pánico dejarlos solos. Un día va a haber sangre aquí. Esto es la casa del infierno. No aguanto más, así no”, dice Mari, que está atrapada entre padre e hijo. “Vienes por esa puerta para amargarnos la vida”, le dice a su hijo, que es quien pone las normas en casa. “Mando en mi casa. Él no es nadie y no voy a respetar las normas que pongan”, dice José Manuel, que poco antes de la llegada de Pedro García Aguado se echa para atrás y pide que el coach no intervenga en su caso porque no necesita ayuda.

Pedro García Aguado llega a casa de José Manuel

Pese a la oposición de José Manuel, Pedro García Aguado comienza la terapia y lo hace poniendo al joven en la piel de sus padres. La situación no le gusta. “Yo no puedo hacer esto y tú sí se lo puedes hacer lo que haces a tu padre y a tu madre. ¿Te has puesteo en la piel de tus padres? Cada vez que entras por la puerta les cambia la cara y se les acelera el corazón Tus padres son muy malos. ¿A quién juzgas tú? Cuando hagas algo bien en casa, juzgas. Tu padre aporta el subsidio, a tu madre le dan los adelantos en el banco porque tu padre va a cobrar un subsidio. ¿Tú has trabajado? Humillas a tu padre, tratas mal a tu madre y les sableas económicamente”, le dice Pedro García Aguado a José Manuel, que intenta convencerle de que el único problema es su padre. “A mi padre no le quiero. Solo me preocupa mi madre. Si se va mi padre se acaba todo. Mi madre ha aguantado lo que no tenía que aguantar. Le dije que se separara y no me hizo caso. Yo soy el amo de la casa. Mi padre no manda nada.”

Las cuentas de la familia

José Manuel no es consciente de la complicada situación económica que atraviesa su familia. Se ha puesto una paga de 72 euros semanales y muchas veces pide dinero extra. Pedro García Aguado considera imprescindible que José Manuel tome conciencia de esta situación y le expone claramente las cuentas de la familia. “Te has puesto de paga 72 semanales, eso son 288 euros al mes. Quedan 138 euros al mes. A veces tu madre pide 100 euros de anticipo, Con lo que quedan 38 euros. Si echamos cuentas, de lo que has gastado de los 18 a los 22 años, les debes 14.000 euros”, dice Pedro García Aguado, que entrega los 100 euros que gana José Manuel a sus padres.

El gesto del coach de Cuatro enfada a José Manuel. “Estoy hasta la polla”, dice el joven, que es reprendido por Pedro García Aguado. “Tus cojones deberían mandar para salir a buscar trabajo y ayudar a tu madre. Si no se han querido separar es su problema. Así no se puede tratar a unos padres.”

José Manuel y sus padres, cara a cara

José Manuel tiene sometidos y arruinados a sus padres y se aprovecha de los problemas de pareja para convertirse en el tirano que dirige sus vidas. La situación solo cambiará cuando pierdan el miedo a decir lo que sienten de verdad. Para ello, Pedro García Aguado les propone hacer un cara a cara.

La primera en hablar es Mari, que lleva seis años entre padre e hijo. “Quiero descansar en la vida ya. Con los dos estoy tragando, siempre hay peleas. Hay que perdonar en esta vida y tú no me dejas que lo perdone”, le dice a su hijo, que insiste una y otra vez en que tenía que haberse separado. “Tenías que haberte separado ya. Jamás te lo voy a perdonar. No quiero que lo perdones, quiero que se vaya. Tienes que echarlo de mi casa. Él no es mi padre, él nunca me ha apoyado, solo tú me has apoyado. Nunca ha sacado la cara por mí. Tengo mucho odio. Ella siempre se mete en medio y estoy hasta la polla de los dos”, dice José Manuel, que no quiere escuchar a su padre. “Sé que cometí un error y eso lo estoy pagando yo.”

Tras comprobar el problema de comunicación existente, Pedro García Aguado habla con toda la familia. “Intentas manejar la vida de los demás y la que no manejas que es la tuya, que es la que tienes que empezar a manejar. Vuestra actitud os está destrozando”, dice Pedro García Aguado, que cree que la actitud de Pepe es fundamental. “Te sientes culpable y permites que te lo haga pagar y con esta situación te has erigido en el rey de la casa, el tirano que insulta, agrede… y, ¿qué has conseguido? Has conseguido una mujer con miedo y un padre que se va para no liarse a tortas. Si seguís con esta actitud conseguís destrozarlo todo.”

Pepe se va de casa

José Manuel está convencido de que no necesita ayuda y que el problema es su padre y Pedro García Aguado tiene que demostrarle que su violencia, su tiranía y sus manipulaciones son los principales motivos de su insoportable convivencia. Para eso, el equipo de ‘Hermano Mayor’ le propone a Pepe abandonar su casa. “Si tu padre se va, el dinero se lo lleva. Aquí poco va a entrar”, le dice Mari a José Manuel, que al darse cuenta de que se quedará sin dinero intenta evitar la marcha de su padre sin conseguirlo.

Ya sin su padre en casa, la guerra continúa con Mari. “No está tu padre, debería haber calma. Como no sabes autocontrolarte da igual quien esté en esta casa. El que sobra aquí eres tú. Yo te he hecho una demostración muy clara”, le dice Pedro García Aguado.

Javi, a José Manuel: “Hay que trabajar tener los pies en la tierra”

José Manuel exprime todo el dinero a sus padres y fantasea con ser rico y tener grandes propiedades sin esfuerzo. Pedro García Aguado se pone en contacto con Javi, un joven que pasó por el programa la temporada anterior y aprendió que hay que en la vida hay que esforzarse.

La actividad enfada a José Manuel, a quien Pedro García Aguado explica lo importante que son los límites. “Todo es una mentira. Para nada le sirve a tu madre intentar educarte y ponerte límites porque te los saltas y consigues lo que tú quieres. Los límites en una familia son necesarios. Javi necesitaba encontrar un trabajito y sentirse útil. Básicamente es aceptar los límites, a veces te los pone la vida y a veces la familia. En la medida que los aceptas maduras. Todo eso son fantasías y eso está pudriendo la relación con tu familia”, le dice a José Manuel, que escucha atento la experiencia de Javi. “Hay que trabajar y tener los pies en la tierra. Aunque sea duro.”

Mari vuelve a quererse

Desde que su marido le fue infiel, Mari ha perdido la autoestima y el amor propio. Se ha olvidado de quien es ella y se ha sumido en una profunda tristeza. No se cuida, no tiene fuerzas y vive un infierno. “Estoy decaída, no tengo ganas ni de mirarme al espejo. A veces me da por tirar la toalla pero quiero seguir adelante”, le dice a Sonia Cervantes, que le pide que recuerde todas las cosas buenas que tiene. Poco a poco, la sonrisa vuelve a la cara de Mari. “No me meto en jaleos, todo el mundo me quiere, soy buena persona, sigo hacia delante todo lo que pueda, soy trabajadora, me busco la vida cuando puedo, cuando hay. Antes era muy feliz, ahora no.”

En la actividad que Mari realiza con Sonia Cervantes, cada cosa buena se convierte en una medalla, medallas que no se rompen pese a los golpes que reciba la persona. “Quiero que reacciones. Las medallas siguen ahí. Todas las medallas las colgaste en tu habitación, bajaste la cabeza, aguantaste y callaste. Esto es tuyo desde que naciste, esto es de Mari, de la Mari mujer. Guárdatelas de recuerdo y de vez en cuando míralas porque eso es lo que eres tú”, le dice Sonia Cervantes a Mari.

Los vecinos de José Manuel no soportan la situación

Cada día los vecinos son testigos de la delicada situación emocional de Mari. La batalla campal de su casa destroza el bienestar de sus vecinos. “Después de las peleas intentamos calmar al chaval, que se tranquilice porque hay muchos vecinos. Todos conocemos la situación y la madre me dijo que la ayudásemos que no aguantaba más y escribimos al Facebook del programa”, dice los vecinos, que cansados de las salidas de tono de José Manuel colaboran con el equipo de ‘Hermano Mayor en la terapia. “Estoy harta de que hagas llorar a tu madre, estamos hartos de las voces, los gritos, los porrazos… Tienes que cambiar de verdad”, le dicen los vecinos.

Mari perdona a su marido

La felicidad de Mari y Pepe se truncó hace seis años cuando él le fue infiel con una de sus mejores amigas. Desde ese momento, la pareja está rota. “A mi mujer la quiero con locura y tengo esperanzas de que me perdone. Sé que lo hice mal pero me arrepiento y estoy pagando por esto.” Han pasado seis años y Mari aún no ha perdonado. “Mi matrimonio está roto. No le perdono lo que me hizo pero como no hay dinero estamos juntos porque no tenemos donde irnos. No le voy a echar a la calle como un perro”, dice Mari

Para que Mari y Pepe sigan adelante y sean capaces de afrontar los problemas con su hijo necesitan resolver sus problemas de pareja. Durante seis años han ignorado el problema y eso tiene que cambiar. “La situación en parte viene explicada porque hay algo que no se ha hablado. Ha habido una infidelidad y lo habéis ido tapando. Eso hace que su comportamiento empeore pero ese juego se lo vamos a romper”, dice Sonia Cervantes que se reúne con ellos para que hablen todo lo que no han hablado en todo este tiempo. “No sabría qué decirle para que me perdone. Estuvimos comiendo en la casa de mi hermana, con una cerveza de más y empezamos al roce. Nos fuimos a mi casa, le di un beso. Me vio mi hijo y la llamaron. A partir de ahí no la vi más, ni quiero verla porque la quiero a ella. Quiero hacer lo posible para que me perdone. Pasó lo que pasó y me arrepiento. No he hablado para que no sufrieras. Se lo estoy diciendo con mi corazón. No hice nada y esto me duele más a mí”, dice Pepe.

Escuchar por primera vez lo que realmente pasó entre su marido y su amigo deja muy tocada a Mari. “No me lo has dicho hasta ahora. ¿Por qué me has estado engañando? Me dijo lo que me dijo, no que te la llevaste a casa y te acostaste con ella. He aguantado seis años con tu hijo diciendo que te eche a la calle porque te acostaste con ella y tú no me has dicho que la llevaste a casa. No sé si te perdono. Dame tiempo. No sé si salir corriendo o quedarme”, le dice Mari a su marido, que cree que la falta de confianza es el mayor problema en su pareja y está a punto de tirar la toalla. “Quiero hacer las paces con ella y no quiere. Que haga su vida, que yo haré la mía. Ya no confía en mí”.

Por fin, Mari y Pepe rompen la barrera de la incomunicación, un paso importante para recuperar las riendas de la convivencia. Llega el momento de que tomen una decisión. La pareja tiene que pasar página. Solo de esa manera su hijo dejará de aprovechar su ambigua situación para pasar por encima de ellos. Tienen que decidir lo que van a hacer como pareja para seguir unidos como padres y Mari parece haber cogido fuerzas suficientes para afrontar su complicada situación. “O seguimos o coges la maleta esta tarde y te vas”, le dice Mari a su marido.

Por su parte, Pepe vuelve a pedir perdón y se sincera con su mujer. “Es por mi culpa. No se me ocurrirá hacer estas locuras porque te quiero. No quería hablar de ese tema porque tenía miedo. Me siento culpable”, dice Pepe, que por fin se deshace del lastre de culpabilidad que no le dejaba mirar hacia delante. “Voy a quedarme con ella. Quiero que me perdones”, le dice a Mari, que asume su parte de culpa en este conflicto enquistado y decide perdonar. “Es también por mi culpa por no hablar contigo. Esto lo estoy haciendo por ti porque te quiero. Yo no tengo miedo a nada. He pensado mucho esta noche y voy a perdonarte porque te quiero”, le dice Mari a su marido, al que besa por primera vez en cinco años.

Pepe y Mari quieren mirar hacia delante. “Ahora como una pareja feliz, y eso es lo que quiero, no quiero perderte”, dice Pepe. La pareja ya está preparada para afrontar los problemas con su hijo. Juntos será más fácil. Juntos quieren poner los límites a su hijo y no están dispuestos a permitir más violencia ni a darle más dinero.

José Manuel sigue sin cambiar en casa

Pese a las semanas de trabajo con el equipo de ‘Hermano Mayor’, José Manuel se resiste a cambiar y cuando llega a casa vuelve a las andadas. Muy alterado y de muy malos modos, José Manuel reclama a su s padres el dinero que ganó haciendo una tarta. Sin embargo, sus padres se mantienen unidos.

En unos pocos minutos, José Manuel pierde el control y se olvida de su intención de cambio. Pedro García Aguado se reúne con él y con Sonia Cervantes para comprobar en qué punto se está la situación.

Sin saber que el equipo de ‘Hermano Mayor’ está al tanto de lo sucedido, el joven intenta convencerles de que realmente quiere cambiar. “Esto me ha hecho ver cosas que no debo hacer. No debo tratar así a mis padres. No se merecen que los trate mal, que los insulte, me he dado cuenta de que cuando no hay dinero hay que aguantarse.”

Las palabras de José Manuel molestan a Pedro García Aguado. “Te pido que no nos tomes por tontos. Si estamos trabajando y haciendo un esfuerzo cuando nos demos la vuelta no seas el mismo José Manuel de siempre. Si delante de las cámaras das una cara y en casa sigues igual no sirve de nada, tu vida va a seguir siendo un infierno. Me siendo defraudado y decepcionado. Me gusta que la gente vaya de frente.”

Por su parte, Sonia Cervantes le explica que lo que le pasa no viene explicado por la infidelidad de su ni por la crisis, es por otras cosas. Ante esta situación, el equipo de ‘Hermano Mayor’ le encierra con serpientes.

José Manuel se siente acorralado y siente miedo. “Las serpientes no te van a atacar. Tú si atacas cuando tienes miedo. Has hecho del miedo lo que mueve tu vida y cuando te pones así tus padres hacen lo que te da la gana. Tu gran miedo es quedarte solo, por eso estás como estás”, le dice Sonia Cervantes a José Manuel, que asume sus errores. “Soy muy injusto con mis padres. No quiero quedarme solo y quiero cambiar. Muchas veces la veo y cuando me ve está temblando. No debo comportarme así con mis padres.”

Por primera vez, José Manuel siente el miedo que sienten sus padres cuando él llega a casa. “¿Crees que alguien se merece estar así? Tu madre vive así todos los días… La infidelidad de tu padre no te va a servir para justificar tu comportamiento. Te toca empezar a crecer y madurar. Ya no eres un niño. Si sigues por este camino vas a acabar solo.”

“He sido muy injusto con él”

La actividad con las serpientes ha hecho reaccionar a José Manuel, que ya está preparado para sincerarse con Pedro García Aguado y hablarle del momento que marcó un punto de inflexión en la relación con su padre. “Yo me llevaba muy bien con mi padre. Siempre ha sido buenísimo, estaba en un pedestal pero con ese fallo se cayó. No esperaba que hiciera eso. Lo vimos mi hermana y yo. Si llegamos diez minutos más tarde, lo pillamos. Me sentí traicionado y nunca me he sentado con él a hablarlo. A partir de ahí siempre han sido peleas, no nos tragamos. Lo tengo grabado en la cabeza y me cuesta mucho perdonarlo. Eso no se le hace a mi madre”, dice José Manuel.

La infidelidad de su padre marcó un antes y un después en la convivencia de la familia. “Muchas veces lo culpo a él y machacándole me he sentido bien. Al ídolo lo tengo en el infierno”, le dice José Manuel a Pedro García Aguado, que le explica que ese no es el camino. “Cada vez tienes más rabia y cada vez estás más quieto en el sofá. Tienes que empezar a levantar el pie del acelerador, estás siendo muy duro con él. La vida ya le está castigando. No hay que perdonar, hay que aceptar: ‘mi padre es como es, tiene cosas buenas y cosas malas.’ Así es más fácil. Es muy importante ponerse en la piel de los demás. Todos nos equivocamos pero si tuviéramos unos hijos tan duros como tú lo estás siendo con tus padres, ninguno remontaríamos”

Por primera vez, José Manuel se da cuenta de que el camino que está siguiendo es el equivocado. “He sido muy injusto con él. Tengo que aprender a perdonarlo”, dice el joven.

Palop, a José Manuel: “Todos fallamos en la vida pero ese error no nos tiene que marcar para toda la vida”

Tras varias semanas de trabajo con José Manuel, Pedro García Aguado cree que el joven necesita un último empujón que afiance su intención de cambio. Para ello cuanta con la ayuda de Andrés Palop, el exportero del Sevilla. En el estadio Sánchez Pizjuán, el joven se encuentra con el futbolista, para quien el apoyo de su familia, sobre todo el de sus hijos, ha sido fundamental en los malos momentos. “Aquí hemos vivido momentos extraordinarios pero también he vivido momentos malos, sobre todo los dos últimos años. Pasé por el banquillo, no me ponían… Mi familia me sacó adelante. Tengo un hijo de doce años y otro de diez y necesitaba su mensaje. Ellos me decían que no pasaba nada, que era el mejor. Me daban ese ánimo y eso es lo que te saca para delante. Pisotearte es hundirte más, es un error”, le dice Palop a José Manuel.

José Manuel no puede castigar a su padre eternamente y Andrés Palop le explica que hay que pasar página y mirar al futuro. “Todos fallamos en la vida pero ese error no nos tiene que marcar para siempre. Hay que olvidar y seguir hacia delante y tienes que demostrárselo con hechos”, le dice Palop, que insta al joven que no se salga del camino que le ha marcado Pedro García Aguado. “Lo vas a conseguir. Hay dos caminos, el que llevabas y el que estás iniciando. Elige el que quieras pero creo que el que estás iniciando es el mejor porque te va a llevar a cosas positivas y a partir de ahí vas a conseguir éxitos.”

Las palabras de Palop hacen que José Manuel recapacite. “Quiero que a estemos todos unidos”, dice el joven, que tiene que volver a poner a su padre en el pedestal que le tenía y tiene que volver a sentirse orgulloso de él. Para ello, Pedro García Aguado hace que padre e hijo trabajen juntos en la reforma de una casa. La experiencia resulta todo un éxito. “Estoy orgulloso de él”, dice José Manuel, que por fin perdona a su padre.

“No se lo merecen, son los mejores del mundo”

José Manuel y su padre dejan atrás los viejos errores y pasan página. Es el momento de que José Manuel se enfrente enfrentarse a su comportamiento, vea cómo trataba a sus padres Y condene la violencia que había instaurado en su casa. “No se lo merecen ninguno de los dos. Era necesario que vinieras para que me diera cuenta de las cosas. No se lo merecen, son los mejores del mundo”, dice José Manuel.

Tras la intensa terapia, José Manuel se da cuenta de los errores y pide perdón a sus padres. “No lo voy a volver a hacer. Perdón por todo, de verdad”, dice José Manuel a sus padres, que agradecen a Pedro García Aguado su ayuda. “Muchas gracias por esta oportunidad que nos has dado. Te recordaré toda mi vida, me has hecho feliz.”