Acostumbrada a tener lo que quería, Rocío no ha sido capaz de adaptarse a su nueva situación. Dos mudanzas y la separación de sus padres han terminado de moldear su carácter rebelde que no doblega ante nadie.
Lo único que le importa es su imagen, pasarlo bien fumando porros con sus amigas y gastarse dinero en ropa de marca. Si su madre no le presta dinero para sus caprichos desata su ira con un palo de golf.
La violencia y las humillaciones de Rocío a su madre, preocupan al 'Hermano Mayor', que pretende que la chica aprenda a respetar a los demás y sea consciente de la realidad de su vida.
Para ello es necesario que Rocío pruebe de su propia medicina. Las judokas Brenda Sánchez e Irene Díaz (campeona y tercera de España, respectivamente) intentan que Rocío sienta por una vez lo que ella hace sentir a su madre con sus vejaciones.
Pedro intenta que Rocío y su madre se sinceren, pero Rocío no hace más que insultar y no escucha los consejos del 'Hermano Mayor'.
La tensión aumenta hasta el punto de que Rocío intenta pegar a Pedro, que tiene que soportar sus golpes y tranquilizarla. "Siento que hayas sufrido, pero vengo para ayudarte desde ahora, no desde el pasado. Y que dejes la mierda de la droga y salgas adelante por ti misma".
Rocío debe tener claro que el cambio es posible si pone de su parte. El testimonio de Nika, una chica a la que Pedro ayudó la temporada pasada, es importante para que le transmita cómo ha sido capaz de dar un giro radical a su vida y ahora es feliz con su familia.
Poco a poco , Rocío empieza a ser consciente de que ha sido injusta con su madre y que le ha causado mucho sufrimiento.
Parece estar preparada para su nueva vida, pero antes es necesario que madre e hija vuelvan a hablar.
Rocío necesita tener cerca de su madre y Rosana quiere ser su apoyo incondicional. Una unión fuerte y sólida que si ellas quieren, nadie podrá romper.