Juan Carlos tiene 20 años. Es tirano, fantasioso y cruel. Sus padres temen que algún día cumpla sus peores amenazas. Fuera de casa miente para ganarse el respeto. Se hace pasar por el dueño de múltiples propiedades y jefe del pueblo. Es capaz de pegar a su madre cuando ella se niega a darle 30 euros para sus caprichos.
Juan Carlos no estudia ni trabaja. Ha pasado ya por seis colegios y sus padres están desesperados. Se entretiene disparando con una ametralladora a latas de refresco y conduciendo su coche, a pesar de no tener en regla el seguro de accidentes. La primera medida del Hermano Mayor es dejarle sin coche.
Juan Carlos es déspota con sus padres. Disfruta imponiendo su voluntad a la fuerza y les obliga a cumplir su palabra si no quiere represalias. Es fundamental que por primera vez, Juan Carlos lo viva desde el otro lado. Para ello, el Hermano Mayor pide ayuda a un equipo de rugby. La situación es límite y Juan Carlos acaba estallando.
El caso se complica por la falta de colaboración de Juan Carlos, que sólo quiere vacilar al Hermano Mayor, y tensa más la relación con sus padres. Con la ayuda de la psicóloga del programa, Sonia Cervantes, Juan Carlos saca a la luz su mayor trauma: el maltrato de una profesora que le humillaba con castigos crueles.
El testimonio de una madre cuya hija fue asesinada tras varias amenazas y las palabras de su único amigo le hacen recapacitar. Arrepentido, Juan Carlos ha prometido no hacer más daño a sus padres. Para afianzar su cambio, necesita enfrentarse a las duras imágenes de los primeros días. La actitud de Juan Carlos da un giro de 180º. Sus padres ya no tienen por qué tenerle miedo. Hoy, vuelven a ser una familia.