El lagarto basilisco vive en América Central. También se le llama ‘lagarto Jesucristo’ porque, según se dice, puede caminar sobre el agua. “Yo creo que puede llegar a correr cinco o seis metros sobre el agua sin hundirse”, predice Frank. Con una cartulina fabrica un trampolín sobre una piscina y se dispone a realizar su primer experimento. “Llevaba tres meses preparando esto. ¡Ha sido un desastre!”, dice triste al concluirlo.
Los experimentos no siempre tendrán el resultado deseado por Frank. ¿El siguiente? Ratones y queso. En multitud de cuentos y películas hemos visto a ratones devorar quesos de todo tipo. ¿Es cierto que les encanta el queso? “Yo creo que no”, pronostica el aventurero. Para comprobarlo, reúne en un habitáculo a más de diez ratones con tres platos de comida. ¿Qué harán los roedores? ¿Preferirán queso, fruta o jamón?
Si pensamos en el animal más fuerte del mundo, probablemente se nos venga a la cabeza un elefante o un rinoceronte. “No. El animal más fuerte del mundo es el escarabajo y os lo voy a demostrar”, opina Frank. “Yo he leído en los libros que estos animales pueden soportar treinta veces su peso. ¡Vamos a comprobarlo!”. ¿Será capaz un escarabajo rinoceronte de soportar sobre su espalda una cámara de vídeo que supera más de cien veces su peso? Lo veremos.
Y llega el turno de otro lagarto: El cornudo. Sobre este animal se dice que puede escupir sangre por los ojos cuando se siente en peligro. “Cuando les ataca un coyote, por ejemplo, ellos escupen sangre y así espantan a sus depredadores”. Frank intentará activar los mecanismos de defensa del lagarto cornudo para comprobar si este mito es cierto o no. ¿Qué ocurrirá cuando uno de estos lagartos se vea frente a frente con una serpiente pitón? ¿Lo veremos escupir sangre y la serpiente huirá o será la pitón quien gane la batalla?
Entre experimento y experimento conoceremos al nuevo habitante de la casa de Frank. Además de perros, serpientes, hamsters, ardillas y tortugas… En el hogar de los Cuesta ahora vive un tigre de fuego de cinco meses de edad. “Se llama Tigretón. Lo trajimos del aeropuerto. Pretendían llevarlo a España de forma ilegal”.
Y es que si Frank es el rey de las serpientes… la reina de los felinos es Yuyee, su mujer. “Sólo ella puede meterse en la jaula para jugar con Tigretón. Sólo la quiere a ella”, nos cuenta Frank. “En general los felinos prefieren la presencia de las mujeres a la de los hombres”. Nos explicará por qué.
Para acabar, por si alguien aún no ha soltado una carcajada, Frank se disfraza. Pantalones caídos, un turbante y una flauta. Frank de la Jungla se convierte en encantador de serpientes. “Soy el maestro Garaburu. Voy a demostraros que los encantadores de serpientes de la India no tienen ningún tipo de don especial para hacer bailar a las serpientes. Todo es mentira”. Estas palabras las pronunciaba Frank antes de saber que la cobra que pensaba utilizar en su experimento no estaba de buen humor y en lugar de tener ganas de bailar, tenía ganas de atacar.