De paseo por la Gran Vía madrileña, Frank conoce a Vicente, un bailarín que también acoge animales en su casa. "La gente compra animales, luego no los quiere y me los trae en muy malas condiciones". Con él, Frank visita en Guadalix de la Sierra una granja a ver corderos, "corderos lechales, de los que se comen" – y más en días como hoy (Navidad)- también un establo con caballos y potros y una cerdita vietnamita que Frank acaba adorando y con la que nace una bonita amistad.
En estos días todo el mundo intercambia regalos y Frank no va a ser menos. En este capítulo vemos cómo regala a un amigo algo que desea desde hace tiempo: un Gueko leopardo. "Mikel es la persona que edita lo que yo grabo y lo pone bonito" – afirma- "y se lo que él desea: un Gueko leopardo". Así a pesar de estar en Madrid, Frank compra un acuario y un Gueko Leopardo al que pone por nombre Pichi, y en casa de su compañero espera su llegada para ofrecerle este regalo tan original. La reacción no puede ser más emotiva.
En Madrid visita además la gran familia de Cristina, una mujer que vive con su marido, sus tres hijos y más de treinta animales, entre ellos, dos perros, varias ranas, guekos, boas, un hurón y lo más increíble… una zorrita como Loli. Cristina acoge todos estos animales que otros no quieren, "soy como una ONG de los animales, un hotel. No cojáis animales que no queráis tener después que yo ya no puedo tener más en casa".
A su regreso a casa, Frank no vuelve solo. Lo hace con algunos regalos para los más pequeños y son unos regalos muy 'tipical spanish': peonzas para Zape y Zorro y un traje de gitana con el que Zen se arranca a bailar a ritmo de 'Sanrandonga, nos vamos a comer…' En Tailandia, Frank nos muestra también cómo hacer una compra responsable ahorrando y evitando tiran comida. Además en Monster Chef realizará un sandwich a la inversa "pan en el medio y fiambre a los lados", los niños divertidos devoran la cena. También conoceremos las mascotas de Zape y Zorro 'Peces peleadores', que tienen como característica que los machos no pueden estar juntos porque se pelean hasta la muerte por conseguir el favor de la hembra. "A mí los peces como mascota me aburren bastante" – confiesa frank pero los niños se lo pasan pipa cuidando el acuario".