Frank arriesga su vida al enfrentarse a dos de los animales más peligrosos de Costa Rica

cuatro.com 13/11/2012 18:26

Estos colmillos miden cuatro centímetros”, explica mientras abre la boca de la serpiente con sus manos. “Si me muerde, estoy muerto porque no hay ningún hospital cerca ni llevo antídoto para combatir su veneno”, grita al equipo de grabación bastante nervioso. “Tiene un veneno más potente que el de diez víboras españolas juntas. Pensad que si este bicho me muerde esta va a ser la última toma que veáis de Frank de la Jungla”.

A partir de ahí, tensión permanente. “¡Mucho cuidado! ¡Mucho cuidado!”, grita constantemente. La culpa es de una rana: la blue jeans, o rana de pantalones vaqueros. Un animal muy tóxico si entra en contacto con el ser humano. Tras tocarla durante unos minutos, Frank comienza a toser y a sudar abundantemente. “Estos son los primeros efectos”, contaba muy fatigado. “¡Ojo! ¡Esta rana me puede matar y no es broma!”.

Del sudor a la sangre. “No sé como lo hago pero en esta nueva temporada me muerden todos los bichos”, se queja. Y no le falta razón. Ninguna parte de su cuerpo acabará intacta tras esta nueva aventura. Una zarigüeya (un mamífero parecido al zorro capaz de abrir su boca 180 grados) y una iguana gigante (casi tan grande como él) le dejan brazos y piernas desgarrados. La espalda se la destroza las púas de un puercoespín y el trasero una plaga de hormigas rojas. “¡Me he sentado en un hormiguero que me ha quemado el culo!” Eso es lo que pasa por no usar ropa interior y repelente de mosquitos cuando se camina por la selva. “Es que, en el fondo, me encanta que me pasen estas cosas”.

El aventurero leonés se ha empeñado también en ver de cerca a los dos felinos más peligrosos de Costa Rica: el puma y el jaguar. Para conseguirlo no le quedará otro remedio que adentrarse en la selva más profunda. Un territorio desconocido para él, plagado de peligros. “¿Estáis preparados para esto?”, nos pregunta.

Frank y su equipo recorren una media de 20 kilómetros diarios buscando al puma y al jaguar. Todo va bien, hasta que en su camino se cruza un animal muy peculiar: La víbora de pestañas. Una serpiente de color amarillo chillón y con pestañas en los ojos. “Si me muerde en un dedo, me lo tienen que cortar”, explica mientras intenta desengancharla de un arbusto.

Consigue ver al puma y al jaguar. El aventurero susurra. “Es importante no darles la espalda. Porque si les das la espalda vienen por detrás y te machacan”. El jaguar no mata con la boca. Primero muerde y luego te desgarra con las uñas”.

Y por si fuera poco, agua. Frank sabe que no puede marcharse de Costa Rica sin grabar sus ballenas, sus delfines y sus tiburones. Pero hay un problema: Él odia el agua. Por eso… No le sienta nada bien pasar un día entero sobre una barca surcando el Océano Pacífico. “Yo soy Frank de la Jungla, no soy Frank del Océano”. Esta última frase la pronunció poco antes de que ante él saltara una enorme ballena jorobada acompañada por su cría. Una imagen espectacular que le dejó boquiabierto.

No hay descanso para Frank Cuesta. También durante la noche sus aventuras continúan. Su ansia por conocer de cerca nuevos animales puede más que el miedo. Por eso no le tiemblan las piernas al adentrarse en una cueva plagada de escolopendras, arañas y víboras. ¿Por qué? Porque dentro vive el murciélago vampiro, “un animal que se alimenta de sangre”. Frank se arrastrará por el suelo y acabará literalmente bañado en barro y excrementos de diferentes animales pero conseguirá su objetivo: coger un vampiro con las manos para mostrarlo ante la cámara en primer plano.