La advertencia llega de Kaspersky Lab que ha realizado una lista de las cinco amenazas más comunes que enfrentan los jugadores 'online'.
El phishing es una de ellas y de las más eficaces. A través de correos falsos con enlaces a webs fraudulentas, los hackers buscan hacerse con las credenciales de acceso para robar información privada, como datos de la tarjeta de crédito.
Por lo generales, los ciberdelincuentes crean páginas web falsas de los juegos, muy parecidas a las originales y piden a los usuarios cambiar las contraseñas para de esta forma conseguir los datos.
Ciberacoso: La mayoría de los juegos onlines incluye los chats para intercambiar con los otros jugadores. En ocasiones esta forma de comunicación se convierte en una vía para insultar y humillar. Puede ocurrir que a través del chat se difundan detalles de la vida privada de los jugadores.
Algunos usuarios se saltan con frecuencia las reglas del juego y utilizan clientes de juegos modificados o unos bots para jugar con mayor rapidez o precisión que el resto. De esta manera tienen ventajas durante las partidas. Los usuarios novatos deben prevenir a estos estafadores.
El robo de personajes y herramientas de juego es otro de los métodos de los hackers,. El objetivo es robar recursos del juego, personajes bien desarrollados, cuentas de pago o tarjetas de crédito asociadas a las cuentas.
Cuanto más desarrollado esté el personaje del juego o la cuenta sea más prestigiosa, más probabilidades hay de que los ladrones online intenten realizar un ataque dirigido contra el usuario.
Los jugadores deberán también prestar mucha atención a la violación de la seguridad de ordenadores y smartphones. Los ciberdelincuentes acostumbran a utilizar gancho falsas “actualizaciones” o “utilidades” del juego para intentar engañar al usuario.
Las aplicaciones maliciosas pueden difundirse a través de mensajes phishing o en foros y chats del juego. En algunos casos excepcionales, el malware también puede instalarse mediante exploits del videojuego al no estar actualizado y consigue hacerse con las credenciales de acceso de los usuarios, robar cuentas bancarias, generar ilegalmente bitcoins o incluso hacer que el equipo infectado forme parte de una botnet.