Estrategias para recordar lo aprendido

Noticias Cuatro 02/11/2015 06:30

Es fundamental tener dos conceptos previos a la hora de aprender o memorizar cosas nuevas: tener un mínimo conocimiento general sobre el tema en cuestión (matemáticas, historia, programación...) y, casi más importante, saber cómo funciona realmente el proceso de aprendizaje.

El problema es que el sistema educativo actual no enseña cómo estudiar, ni a tener conciencia sobre cómo funciona este acto realmente, lo cual es fundamental para tener éxito, en todos los aspectos de la vida.

Los padres y profesores saben cómo transmitir conceptos y sobre todo muchos datos a los niños cuando son pequeños, pero falta enseñarles a ser capaces de coger métodos de estudio y comprender cómo funciona el sistema cognitivo. Es una cuestión cultural.

Los psicólogos Henry Roediger y Mark McDaniel, de la Universidad de Washington, junto con más coautores han escrito un libro sobre la cuestión del aprendizaje: 'Haz que se pegue: La ciencia del aprendizaje exitoso' (Make it stick: The Science of Successful Learning), en el que señalan cómo la forma que tenemos de estudiar y aprender es una mezcla de teoría, tradición e intuición, y lo que hay que hacer es eliminar la tradición y llevar a cabo nuevas estrategias para empezar a estudiar de forma exitosa. Cuatro de estas estrategias para aprender de forma eficiente y duradera son:

Obligarse a recordar

El forzarse a uno mismo a recordar conceptos no es divertido; es una tarea ardua. Pero está demostrado que cuanto más difícil se nos hacen los conceptos a memorizar, mejor se quedan estos conocimientos. Lo que aprendemos fácilmente igual de fácil se olvida; al contrario, cuando se hace un verdadero esfuerzo mental de memorización y asimilación, es cuando lo que se estudia se adhiere a nuestro conocimiento general.

No caer en la fluidez mental

Un modo común de proceder mentalmente es quedarnos con los datos de pasada. Cuanto más fáciles parecen, más superficialmente se procesan, dando por hecho que se nos van a quedar. Por ejemplo, en el aeropuerto, cuando se mira la puerta de embarque no se piensa, se lee sin más y cuando se está yendo de repente uno se percata de que no se acuerda de qué número era. Hay que repetirse a uno mismo el dato que queremos retener y cuando nos preguntamos y contestamos a nosotros mismos la respuesta, el cerebro ya lo asimila.

Vincular los nuevos conceptos con viejos conocimientos

Hay que relacionar conceptos abstractos nuevos con conceptos concretos que ya conozcamos, por ejemplo, la transferencia del calor, con el café caliente. Cuantas más conexiones mentales se creen entre lo nuevo y lo que ya tenemos memorizado, más fácil será retener lo aprendido a largo plazo.

Reflexionar

Solemos tener tantas cosas en nuestro día a día, que la memoria selectiva nos hace olvidar la gran mayoría de ellas. Experimentos realizados han demostrado que cuando se emplean tan solo diez minutos en reflexionar sobre lo aprendido, lo estudiado, lo vivido, etc, esto cala en la mente y se retiene a largo plazo. Creer que con estudiar algo o realizar una actividad y dejarla aparcada es suficiente es un craso error. Todo lo que pasa por nuestra mente, si se quiere retener y asimilar, requiere tiempo de reflexión a posteriori.