Zhang tenía billetes para viajar desde Wuhan hasta Guanghzou, en China. Sin embargo, su vuelo llevaba un retraso de diez horas. Prácticamente todos los pasajeros del avión decidieron viajar con otras compañías para llegar a su destino, antes que esperar tantas horas. Zhang fue la única que esperó y viajó como si fuese en un vuelo privado habiendo pagado un billete de clase económica.
Además de ir en un avión completamente vacío, le sirvieron todas las comidas que quisiese durante el trayecto. No obstante, dice que tampoco fue un viaje tan distinto a uno normal, la única diferencia es que era algo más tranquilo y que los azafatos no estaban dando tantas vueltas como de costumbre, según recoge ‘Distractify’.