Si hay un tratamiento escaso en la Sanidad es el trasplante de médula y no por falta de medios sino por falta de donantes. Una familia de L'Hospitalet quiere que esta tendencia cambie y que todo el mundo sepa que ese gesto de generosidad salva vidas. Ellos lo saben bien porque no encuentran donante compatible para su hijo. Sami, de ocho años, padece leucemia linfoblástica aguda y pese a que la quimioterapia le ha valido para recuperarse en el pasado, ahora su única opción es el esperado trasplante.
A sus ocho años, Sami lleva media vida entre hospitales. Sufre leucemia linfoblástica aguda. Con la quimioterapia, pudo recuperarse pero en noviembre recayó. Ahora su única opción es un transplante de médula.
"Si no encuentra un donante llegará a mal puerto, no puede seguir con quimio toda la vida", según asegura su padre Diego.
En su familia nadie es compatible. Tampoco en el registro mundial de donantes. "Hay 17 millones de donantes en el mundo y ninguno es compatible genéticamente", explica su progenitor.
El caso de Sami no es único. Por eso sus padres hacen campaña a favor de las donaciones.
"Quiero que mi niño se cure, y otros niños se curen. Es muy importante", explica su madre Carolina.
Mientras llega la ansiada médula, todos esperan volver a ver la sonrisa de Sami