Según informa el medio británico Mirror, Christopher Buccafusco y Christopher Jon Sprigman, ambos profesores de derecho de la Universidad de Nueva York, han llevado a cabo un experimento donde han probado las diferentes situaciones a las que se enfrentan los pasajeros en los viajes de avión. Una de las situaciones a las que los participantes fueron sometidos era comprobar si aguantarían que la persona que viaja delante reclinara su asiento empequeñeciendo el suyo propio.
Los profesores sugirieron a los participantes si estarían dispuestos a pagar cierta cantidad de dinero al pasajero de atrás por reclinar su asiento y si éstos a su vez estarían dispuestos a recibir tal cantidad.
Los resultados del experimento han revelado que ambas partes estarían dispuestas a pagar y a recibir dinero, dependiendo de su situación. Las personas que desean reclinar su asiento estarían dispuestas a pagar 16 euros y las personas que se encuentran detrás del asiento reclinado estarían dispuestas a ver empequeñecido su espacio por 30 euros.
El estudio también reveló que muchos pasajeros estarían abiertos a la negociación con bebidas y aperitivos. “Todo el mundo gana”, escriben Buccafusco y Sprigman en su página web Evonomics.