Una pareja se ve forzada a sacrificar a sus dos siameses para salvar a su otro bebé

Noticias Cuatro 24/08/2017 06:30

Jemma Haig estaba embarazada, pero no fue hasta una exploración en el médico cuando se enteró de que en realidad su novio y ella estaban esperando trillizos.

Pero la feliz noticia se tornó en una pesadilla cuando los médicos les informaron de que sus bebés no venían bien. Jemma tenía dos bolsas amnióticas y en una de ellas estaban dos bebés siameses, cuyos cuerpos se habían unido en el tórax, es decir, compartían el corazón, el sistema nervioso y el digestivo, según informa Metro.

Los sanitarios les ofrecieron entonces dos opciones: sacrificar a los siameses para que su otro bebé viviera o perder a los tres bebés.

Finalmente optaron por llevar a cabo una reducción selectiva de sus gemelos, método por el cual los bebés sufrirían menos, aun sabiendo los riesgos que esto podría implicar para el otro feto.

Jemma cumplió las 32 semanas de gestación antes de que surgiera ninguna complicació y tuviera que ser ingresada en un hospital en el Edinburgh Royal Infirmary.

A medida que los días iban pasando, el sangrado se volvió más grave y los médicos temían que fuera un desprendimiento de placenta porque su hemograma había ido disminuyendo considerablemente.

Finalmente, el bebé, Thomas, nació por cesárea e inmediatamente fue trasladado a la unidad de cuidados intensivos del hospital, donde fue tratado de sepsis y de dificultades respiratorias leves. Tres semanas después, el pequeño fue dado de alta y pudo irse a casa con sus padres.

Los padres, que se desplazaban todos los días 40 kilómetros para poder visitar a su pequeño en la unidad de cuidados intensivos, han querido sumarse al reto, junto a su bebé y a su hija de 3 años, de recorrer 27 millas (70 kilómetros) como acto simbólico por las amplias distancias que recorren los padres de recién nacidos en las mismas circunstancias que su hijo.

La familia completará el reto que les llevará dos días por el ferrocarril de Pencaitland , además de otros senderos locales. Aunque ellos sólo recorrían 32 kilómetros para visitar a su pequeño en el hospital, Jemma reconoce que “hay padres que tienen que viajar más lejos para ver a sus hijos.”

El fin de esta larga caminata organizada por Bliss es recaudar fondos para ayudar, en todos los ámbitos posibles, a las familias de recién nacidos que se encuentran en la unidad de cuidados intensivos.