"Un futuro mejor para todos exige la formación de las jóvenes generaciones en el arte del diálogo para que puedan volverse protagonistas de una cultura de la armonía y de la reconciliación tan necesaria, y que estén dispuestos a recorrer con la ayuda de Dios, aquel camino que va del conflicto a la comunión y que se ha demostrado tan fructífero en el camino ecuménico", ha subrayado.
En su discurso a los treinta representantes, entre responsables y miembros del Consejo, el Pontífice ha recordado su reciente viaje apostólico a Myanmar y Bangladés destacando la vitalidad e intrepidez características de estos pueblos, pero también "el rostro sufriente de una humanidad privada demasiado a menudo de prosperidad material y bienestar social".
Con el recuerdo de esta visita, el Papa ha querido evidenciar cómo "existen muchos ambientes" en los cuales los cristianos están "llamados a trabajar juntos para promover la dignidad de todo ser humano y para sostener a quien es menos afortunado".
Citando un pasaje del Evangelio de Juan, el Pontífice ha explicado que el "camino maestro es el amor de Dios para encarnar concretamente en la vida, para dar testimonio de la esperanza que está en cada uno".
Por otro lado, ha destacado el empeño de la Iglesia católica que, desde la fundación del Consejo Nacional de Iglesias de Taiwán ha promovido, a través de la Conferencia Episcopal regional china, una mayor unidad entre creyentes. "El fortalecimiento de las relaciones entre las confesiones cristianas y el anuncio de Jesús, también a través de obras de caridad y proyectos formativos dirigidos a los jóvenes, traerán beneficio a la sociedad entera", ha subrayado.