Desde que nació, la vida de Arturo ha sido un auténtico calvario que ha durado 31 años. Toda su vida ha pasado en cautividad pero los últimos 22 años los pasó en un zoo de Mendoza, Argentina, donde la prensa inglesa le denominó el 'animal más triste del mundo'.
En oso polar vivía en unas condiciones lamentables nada acondicionado para las necesidades de su especie, teniendo que soportar temperaturas elevadísimas y como único espacio, una minúscula piscina que estaba la mayor parte del tiempo sucia.
Hace unos años, cuando se descubrió que el animal se encontraba enfermo, se creó una campaña mundial para que las autoridades dejasen que Arturo pasase sus últimos meses en libertad en el norte de Canadá, pero se negaron y prefirieron que viviese encerrado y solo en el zoo argentino de Mendoza, afirman desde PACMA.
Desde asociaciones protectoras de animales han lamentado la muerte del animal y piden que se cierre el zoológico: “Recordemos que no era el único animal en cautiverio y en pésimas condiciones, sino sólo un ejemplo más de cómo funcionan actualmente la mayoría de los zoológicos de nuestro país, priorizando la exhibición con fines comerciales y recreativos por sobre la conservación y el bienestar animal”.