Empitonado por un toro el joven británico de 26 años pasó un susto de muerte en el cuarto encierro de los Sanfermines. Sin embargo, a pesar de la aparatosa cornada, Nick salió con un arañazo, que los sanitarios calificaron de insignificante. Hoy volvió a nacer y quizá Nick debería cambiarse el nombre...Fermín, podría ser.