Desde que Isabelle Dinoire se sometió a la experimental operación hacía más de 11 años, estuvo tomando inmunodepresores para evitar que su cuerpo rechazara el injerto de nariz, boca y barbilla. Sin embargo, desde un principio se temió que esto pudiera afectar a la salud de la mujer.
Dinoire, que vivía en Valenciennes (Francia), tomaba pastillas para dormir cuando tuvieron lugar los hechos. Un día, al despertarse, intentó encenderse un cigarrillo y fue cuadno se dio cuenta de que le faltaban algunas partes de la cara. Cuando fue llevada al hospital, los médicos estudiaron las opciones y finalmente optaron por realizarle una operación oral y maxilofacial que duró 15 horas, según explica el diario ‘Mirror’.