La joven de 14 años llegó a los servicios de urgencias del hospital Pertini, de Roma, el pasado 6 de noviembre, con sangre que fluía de sus oídos, después de desmayarse en su Instituto poco después del comienzo de las clases.
La familia acusa al hospital romano de diagnóstico tardío, porque los médicos la mantuvieron durante tres horas en observación pensando que se trataba de estrés.
A la llegada de la madre, después de mucho insistir, los médicos accedieron a realizarle un TAC, pese a que insistían en la tesis del estrés y que le bastaría un poco de descanso.
La tomografía reveló que la chica había sufrido un aneurisma cerebral y que había que operarla urgentemente.
Para ello, tuvo que ser trasladada al hospital Niño Jesús, de la ciudad italiana, donde la joven murió dos días después de la delicada operación.
La familia ha pedido una autopsia independiente y esperan los resultados que apoyen la tesis de la denuncia por una supuesta negligencia médica.