Por un lado, según el mismo portavoz, la atracción averiada tiene todas las inspecciones en regla, y por otro lado, como ocurre con todas las atracciones, esta mañana el operador encargado ha realizado las pruebas pertinentes.
La primera consiste en una prueba "en vacío", cuando con la misma velocidad y ritmo pero sin peso, se pone en funcionamiento la montaña rusa para detectar anomalías. Después se realiza una segunda prueba con mupis (muñecos) que tienen el peso medio de un ser humano.
También se prueba la montaña rusa a la misma velocidad y ritmo. Esta mañana no se había detectado nada extraño porque si no, no se habría procedido a abrir la atracción, han explicado desde Parque de Atracciones de Madrid, que han destacado que el operador de cada atracción es personal con mucha experiencia que conoce su máquina.
Esta, en concreto, es una montaña rusa de última generación que fue inaugurada en 2012. Ahora había incorporado la realidad virtual interactiva, por lo que los visitantes del parque podían disfrutar de un recorrido por el viejo oeste con curvas, subidas y bajadas con gafas virtuales.
La atracción consta de dos vagones, con capacidad para 18 personas cada uno (nueve filas con dos personas cada una), por lo que en el momento del accidente había 36 personas montadas. Pueden subirse todos los que midan más de metro y medio, y las gafas las pueden usar los mayores de 13 años.