La historia detrás del bonito jardín se remonta prácticamente a 1956, cuando el matrimonio compró una casa en Mizayaki. Ambos disfrutaban entonces de un matrimonio feliz pero la mujer, debido a unas complicaciones con la diabetes, perdió la vista. Esto sumió a la señora Kuroki en una terrible depresión, por la que pasaba la mayor parte del tiempo en el interior de la casa.
Su marido, preocupado por el estado de salud de su esposa, se le ocurrió un día que quizá plantar flores en su jardín podría alegrar a su mujer, ya que no necesitaba verlas para disfrutar de su presencia, sino que le bastaba con olerlas.
Desde esta bonita acción que logró sacar a su mujer de la depresión han pasado ya 10 años. Actualmente y según asegura el diario Telegraph, este jardín es una de las plantaciones de flores más grandes que existen en el mundo y atrae a más de 7.000 turistas al año.