Louise, que vive en Thetford, Norfolk, Reino Unido, no podrá vivir para ver crecer a sus hijos Summer, de seis años, Mason, de cuatro, y Chloe, de 18 meses, informa Mirror.co.uk.
Embarazada de diez semanas, acudió al médico cuando notó un lunar en su espalda que le sangraba y le picaba. Resultó ser cancerígeno. Seis semanas después se encontró un bulto en el cuello.
Su pareja Martyn volvió de Afghanistan para estar a su lado cuando le dieran los resultados del escáner, que confirmó la peor noticia. Louise tenía también un tumor en el pulmón. El cáncer estaba en el nivel cuatro y era incurable.
Esta madre cree que el uso de cámaras de rayos uva de forma regular es el culpable de su diagnóstico y quiere avisar a los que las usan. “Era joven e ingenua y lo pagaré con mi vida. Pero me niego a dejar que el cáncer defina nuestras vidas mientras esté aquí”, explica.
Amigos y familiares se han unido a su alrededor y están recaudando fondos para que Louise pueda pasar tiempo de calidad con sus hijos. Su sueño es llevarles a Center Parcs para unas últimas vacaciones.