Para llevar a cabo la investigación, los científicos reunieron un grupo de personas que se sometió durante un periodo de ocho semanas a una dieta típica de la era del Paleolítico.
En el menú estaban los alimentos a los que podía acceder un 'hombre de las cavernas': frutas y verduras, carnes y pescado y frutos secos. Sin embargo, quedaban prohibidos los productos típicos de nuestra era: bebidas carbonatadas, comida procesada o con azúcares añadidos, alimentos provenientes del grano como el pan o la pasta y, por supuesto, el alcohol.
Todos los que participaron en el experimento tuvieron una subida alrededor del 35% en sus niveles de Interlucina, una molécula producida por las células inmunes que previene la inflamación y el taponamiento de los vasos sanguíneos, reduciendo notablemente los riesgos de padecer efermedades cardiacas.
Además, los científicos notaron una pérdida de peso de los sujetos a prueba debido a una ingesta un 22% menor en calorías y un 44% menor en carbohidratos.
A pesar de que durante el estudio no se ha monitorizado otro grupo que no siguiese esta dieta paleolítica que contrastase los resultados, el autor del estudio Chad Dolan afirma que "por lo menos, la dieta no tiene efectos negativos en la salud".