Un joven se deja robar el móvil para grabar la vida del ladrón con una 'app'

Noticias Cuatro/ Agencias 17/12/2016 10:58

'Find my Phone' (Buscando mi teléfono) es un vídeo de algo más de 21 minutos donde el estudiante se venga de las personas que aprovechan cualquier despiste para robar la cartera, el bolso o, como en este caso, el teléfono móvil. Van der Meer ideó un plan e instaló en un teléfono android una versión especial del programa llamada Cerberus, desarrollada para el proyecto e imposible de ser eliminada por instalarse en una parte de la memoria inaccesible para un usuario normal.

Sin embargo, lo más difícil de este proyecto fue lograr que le robaran el móvil puesto que después de varios intentos fallidos, una persona le hurtó el móvil en Amsterdam -donde, según RT, hay cerca de 300 teléfonos robados a la semana-. Días después, cuando el ladrón cambió la tarjeta SIM, la aplicación se activó y comenzó el show. El programa funciona en modo pasivo hasta detectar una conexión a Internet (Wi-Fi, por lo general). Es ahí cuando el usuario original adquiere el control del dispositivo y puede tomar fotografías, hacer videos, grabar audios y acceder a toda la información del teléfono.

En el vídeo se ven muchos daros del hombre, aunque van der Meer no logró descubrir la identidad exacta de la persona, consiguió obtener muchos datos valiosos sobre él. El hombre era de origen egipcio, tenía entre 40 y 45 años, era muy religioso y aparentemente pobre. Las imágenes y vídeos capturados permitieron conocer el lado más íntimo del caco y, encima, saber muchas cosas sobre sus amistades.

"Creí realmente llegar a conocerlo. Sentí pena por él, pues se trataba de un hombre triste y solitario", admite el estudiante en su documental. Un día decidió enfrentarse a él, pero cuando llegó a su casa y lo vio, se dio cuenta de que se trataba de una persona totalmente diferente a la que creía conocer. Según el joven, el hombre tenía una actitud agresiva y una sonrisa irónica, totalmente diferente a la pena que le transmitía por su cámara espía.

Finalmente, el chico no tuvo el valor para acercarse al delincuente y se marchó. Después, el teléfono se apagó y no se supo nada más de él ni de su 'nuevo dueño'. "Sólo sé que donde sea que exista conexión a Internet, esta historia continuará", concluye van der Meer.