Ingenieros forestales y de montes creen que priorizar en la extinción es contraproducente para futuros focos

EUROPA PRESS 11/08/2016 18:09

Las entidades destacan que no hay una "gestión forestal" y que se prioriza sobre la extinción por causas políticas. De este modo, aseguran que se aumenta la superficie forestal y la acumulación de combustible para un posible incendio. "Cuanta más eficacia se alcance en la extinción de incendios, más se favorece a que estos no se puedan controlar y sean catastróficos", ha explicado la decana del Colegio de Ingenieros Forestales, Pilar Avizanda.

La advertencia de ambos colegios viene a raíz de un informe que han redactado a modo divulgativo y que pretende concienciar a la sociedad sobre cómo se producen los incendios y qué consecuencias acarrean. Sin embargo, han destacado que los incendios son inevitables y que siempre han modificado el paisaje, incluso antes de la aparición de los seres humanos.

"Hay especies vegetales con mecanismos de adaptación y estrategias que les han permitido convivir con el fuego y pervivir hasta nuestros días, como el alcornoque, el pino canario o las jaras", ha afirmado Avizanda.

No obstante, ambas entidades asumen que las acciones humanas y el calentamiento global han intensificado la frecuencia y el tamaño de los incendios forestales, al tiempo que añaden que en la última década, el 96% de los siniestros que tuvieron lugar en España se desarrollaron a causa de la mano del hombre.

En este sentido, inciden en que el origen de la mayoría de los incendios está relacionado con prácticas tradicionales de quema con finalidad agropecuaria. A todo ello, afirman que el abandono de la actividad agrícola o el pastoreo en el monte y una ordenación territorial que no tiene en cuenta el riesgo de incendios, han "sometido" a los montes de las áreas rurales a una falta de cuidados.

Junto a estos factores, el decano del Colegio de Ingenieros de Montes, Eduardo Rojas, ha valorado al cambio climático como un escenario a tener en cuenta. A su juicio, que haya más de un mes de sequía al año, olas de calor más frecuentes y una pluviometría más errática supone que se propaguen fuegos "más virulentos y complejos" en su gestión, extinción y prevención.