Christina Hahn, de 27 años y natural de Virgina, en Estados Unidos, dio a luz a su hijo Markcus Cropper Junior a las 23 semanas y seis días de embarazo, cuando tan solo pesaba algo más de 600 gramos y medía menos de 20 centímetros.
El bebé era tan pequeño que tuvo que ser transportado a la incubadora en una bolsa de plástico del tamaño de un estuche para que no sufriera ningún daño. Ahora, el niño, que tiene cinco meses, pesa cinco kilos y medio.
A pesar de que el parto estaba previsto para el pasado noviembre, Christina rompió aguas cuando solo estaba embarazada de 23 semanas y se dirigió al hospital de Norfolk, a dos horas en coche de su domicilio.
Antes del nacimiento, Hahn y el padre del bebé, Markcus Snr, de 20 años, fueron advertidos por los equipos neonatales de que existían muchas posibilidades de que el recién nacido no sobreviviera.
"Lo primero que dije fue: ‘¿está vivo?’ porque era tan aterrador… ", recordó Hahn.
Los equipos médicos tuvieron que inyectarle esteroides al pequeño para que sus órganos, que aún no estaban desarrollados, pudieran funcionar correctamente.
El pequeño, que nació en julio de 2017, pasó 81 días en el hospital hasta que fue enviado a casa. Casi seis meses después, la orgullosa madre ha compartido decenas de fotos del cambio de su pequeño, según informa The Independent.
“Somos muy afortunados, muchos otros padres tienen la angustia de pasar por muchas otras operaciones con defectos cardíacos y otras enfermedades.”, ha dicho su madre.