Las fotos fueron realizadas por el fotógrafo José Ángel Uberuaga hace un año, aunque solo ahora fueron difundidas a través de su web, aunque tras el escándalo, ya han sido retiradas.
El artista robó las llaves del templo, que solo abre una vez al mes, a su madre, encargadas de la limpieza del mismo. Así realizó la sesión fotográfica sin pedir permiso a las autoridades religiosas con una modelo que contrató.
En un comunicado, el Obispado ha asegurado que las imágenes difundidas y las acciones tendentes a su consecución son "sacrílegas, presentan a la mujer de modo humillante, hieren profundamente la conciencia creyente y causan escándalo".