Los jueces han escuchado cómo inicialmente la joven de 29 años le dijo a la policía que había sido violada por un taxista y que había mantenido en secreto su embarazo por miedo a que su pareja la dejara.
Pero Sinead mintió. La mujer sabía perfectamente que el bebé que esperaba era de su pareja, aunque nunca se lo dijo ni a él ni a su familia. De momento se desconoce la causa de la muerte del recién nacido, según informa The Sun.
El pequeño fue hallado en un desagüe en Grimsby (Reino Unido), donde se encuentra situada la casa de los padres de Sinead. El cuerpo presentaba una fractura cráneo-encefálica, aunque podría haberse producido accidentalmente al intentar sacar el cuerpo del desagüe.
Sinead ha confesado que su bebé murió cuando, en secreto, dio a luz en el cuarto de baño de su casa, en agosto de 2013. Al ver que no respiraba intentó reanimarlo, pero tras no conseguirlo acudió a casa de sus padres para pedir ayuda. Finalmente, al ver que no estaban, Sinead decidió depositarlo en el sumidero.
Después de que el fontanero y el abuelo encontraran al bebé, comenzó una investigación para averiguar de quién se trataba y se averiguó que el pequeño habría muerto en torno al día 6 o 7 de 2013.
La policía de Humberside, en el marco de la investigación del caso, empezó a tomar muestras voluntarias de ADN de la familia Connett para descartar cualquier parentesco. Pero la sangre encontrada en la toalla en la que estaba envuelto el cuerpo del bebé coincidía con perfil de ADN de Sinead.
Un mes después, la mujer decidió acudir a un interrogatorio policial y confesó que era la madre del niño.
Ahora, jueces y cuerpos de seguridad piden la entrada en prisión de la joven, mientras que su abogado ha asegurado que “para ella, una sentencia de encarcelamiento sería muy dura.”