¿Qué es la fiebre hemorrágica?

Noticias Cuatro 01/09/2016 12:29

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo (FHCC) es una enfermedad muy extendida causada por un virus (Nairovirus) de la familia Bunyaviridae transmitido por garrapatas. Este virus causa graves brotes de fiebre hemorrágica viral, con una tasa de mortalidad de entre el 10% y el 40%.

Esta enfermedad es endémica en África, los Balcanes, Oriente Próximo y Asia, básicamente en países situados por debajo de los 50º de latitud norte. Por encima de esta latitud la garrapata, el principal transmisor, no aparece.

El virus se transmite a las personas o por la picadura de garrapatas o por contacto con la sangre o tejidos de animales infectados. El primer caso detectado en Madrid fue el de un hombre que falleció el 25 de agosto por la picadura de una garrapata tras un paseo por el campo en un lugar de Castilla-León.

La FHCC también puede transmitirse entre seres humanos en casos de contacto estrecho con sangre, secreciones, órganos u otros líquidos corporales de personas infectadas. También se producen infecciones como consecuencia de la mala esterilización del equipo médico, la reutilización de agujas y la contaminación de los suministros médicos. Podría ser el caso de la segunda paciente detectada, una enfermera de la UCI del Hospital Infanta Leonor, que atendió al paciente fallecido. Al presentar síntomas similares al primer paciente, se han activado los protocolos de prevención, y la paciente está en aislamiento.

La duración del periodo de incubación depende del modo de contagio del virus. Después de la picadura de garrapata, la fase de incubación es generalmente de uno a tres días, con un máximo de nueve días, explica la OMS. El periodo de incubación tras el contacto con sangre o tejidos infectados es normalmente de cinco o seis días, con un máximo documentado de 13 días.

Los síntomas comienzan de forma súbita, en forma de fiebre, mialgia (dolor muscular), mareo, dolor y rigidez de cuello, lumbago, cefalea, irritación de los ojos y fotofobia (hipersensibilidad a la luz). Puede haber náuseas, vómitos, diarrea, dolor abdominal y dolor de garganta al principio, seguidos de bruscos cambios de humor y confusión. Al cabo de dos a cuatro días, la agitación puede dar paso a somnolencia, depresión y debilidad, y puede aparecer dolor abdominal en el cuadrante superior derecho, con hepatomegalia detectable.

Otros signos clínicos posibles son taquicardia (aumento del ritmo cardiaco), adenopatías (inflamación de los ganglios linfáticos), y erupción petequial (erupción por hemorragia cutánea) en mucosas internas, por ejemplo en la boca y la garganta, y en la piel. Las petequias pueden dar paso a erupciones más grandes llamadas equimosis, así como a otros fenómenos hemorrágicos.

Normalmente hay signos de hepatitis, y los pacientes muy graves pueden sufrir un rápido deterioro renal, o insuficiencia hepática o pulmonar repentina después del quinto día de enfermedad.

La tasa de mortalidad asociada a la FHCC es de aproximadamente un 30%, y la muerte sobreviene durante la segunda semana. Entre los pacientes que se recuperan, la mejoría comienza generalmente al noveno o décimo día tras la aparición de la enfermedad.

No hay vacuna eficaz

Aunque se ha desarrollado una vacuna inactivada derivada de cerebro de ratón contra la FHCC, utilizada a pequeña escala en Europa oriental, actualmente no hay ninguna vacuna segura y eficaz ampliamente disponible para uso humano.

A falta de vacuna, la única manera de reducir la infección humana es la sensibilización sobre los factores de riesgo y la educación de la población acerca de las medidas que pueden adoptarse para reducir la exposición al virus.

Recomendaciones para reducir el riesgo de transmisión de garrapatas al ser humano:

-Usar ropa protectora (manga larga, pantalones largos)

-Usar ropa de color claro para poder detectar fácilmente las garrapatas adheridas a ella

-Usar productos químicos que matan las garrapatas en la ropa;

-Aplicar repelentes autorizados en la piel y la ropa;

-Examinar regularmente la ropa y la piel en busca de garrapatas y, en caso de encontrar alguna, eliminarla de forma segura;

-Procurar eliminar o controlar las infestaciones por garrapatas en los animales y en los establos y graneros;

-Evitar las zonas en que abunden las garrapatas, y las estaciones en que están más activas.