Charlotte Szakacs y su esposo Attila fueron dos padres que tuvieron que recibir la terrible noticia de que su bebé, Evlyn, nacería con una anormalidad cromosómica.
El pasado 13 de diciembre, cuando Charlotte dio a luz, se confirmaron sus peores miedos. La pequeña tenía un cerebro sin desarrollar y liso, vías aéreas y pulmones obstruidos y una aorta estrecha. Pero, a pesar de luchar por su vida durante cuatro semanas, Evlyn falleció entre los brazos de sus padres, según informaciones del Mirror.
Nada más nacer, los médicos del Leeds General Infirmary, uno de los mejores hospitales de Reino Unido, recomendaron llevar a su hija a un hospicio y, aunque ellos se aferraron a la idea de que su hija viviría, pasada una semana la trasladaron al Martin House Hospice. Se trata de un lugar dedicado al cuidado humanizado de bebés, niños y adolescentes.
Sin embargo, mientras Evlyn se encontraba en un pequeño refrigerador en el hospicio, la familia Szakacs hizo una petición muy particular para superar el duelo de perder a su bebé recién nacida: pasar cuatro días con su hija en casa.
Después de que el Martin House Hospice lo aprobara, Charlotte y Attila la vistieron, la pasearon en carrito por los parques, se tomaron fotografías con ella y compartieron toda la experiencia en las redes sociales. Una despedida que terminó cuando el 26 de enero le dieron sepultura.
Según declaraciones de Charlotte, "pocas personas habían oído hablar de que los padres pueden pasar este tiempo con sus bebés y se acercaron a mí para contarme que eso habría ayudado". Asimismo añade que sabe que "quizás no sea la mejor opción para todos, pero para nosotros fue tan importante poder tener ese tiempo de familia y poder abrazar a nuestra pequeña niña.
Afirma que poder pasar tiempo con ella marcó la diferencia. Pudo estrecharla entre sus brazos y hacer todo aquello que imaginó durante los nueve meses de embarazo.