No dejarlo reposar. Lo ideal es sacarlo 30 minutos antes de cocinarlo del frigorífico porque en caso contrario, se corre el riesgo de que el producto no se haga por dentro o quede reseco.
Sobrecalentarlo. Hay que cocinar a la temperatura adecuada. El pollo debe cocinarse a una temperatura mínima de 74 grados. Si se sobrecalienta, puede quedar seco y nada apetitoso.
Usar de más. Si se cocina mucha cantidad, el sabor y la textura se pueden perder. Por ello, lo mejor es, si se cocina en una sartén, hacerlo en pequeñas partes.
Limitar el uso de condimentos. Echar pocos condimentos no es una buena idea cuando se trata del pollo. Hay que utilizar la cantidad adecuada de sal, ajo, limón o hierbas frescas para darle el sabor adecuado.
Quitar los huesos y la piel antes de cocinarlo. Aunque no se vaya a comer, si se cocina el pollo completo estará más jugoso, sobretodo, si se hace al horno o a la brasa.
Estos consejos serán muy útiles a la hora de cocinar este alimento que forma parte de la dieta de millones de personas, tal y como recoge 'El Universal'.