En Italia una anciana cada vez que recibía la visita de dos familiares su estado de salud iba empeorando cada vez más, esto hizo sospechar a las autoridades del lugar que colocaron una cámara dentro de la habitación para ver qué era lo que sucedía.
La sobrina y el hijo de la sobrina se dedicaban a envenenar a su tía para así poder conseguir la herencia. Esperaban a que el compañero de habitación se fuera y la daban de comer gelatina con matarratas pero no esperaban que la tercera vez que lo hicieron apareciera la policía y les detuviera. Poco tiempo después confesaron todo lo que había sucedido.