Según una investigación del Instituto de Salud de Bradford, en Reino Unido, esta falta de memoria puede prolongarse hasta tres meses después del parto.
Las causas que lo originan son varias como el estrés, el insomnio y, sobre todo, los cambios hormonales como el incremento de la progesterona, los estrógenos, e incluso la prolactina, que afectan a las neuronas, a los circuitos cerebrales y a la memoria espacial.
Otros especialistas atribuyen esta pérdida de memoria a la necesidad de priorizar los temas relacionados con el futuro del bebé. Un estudio realizado en Estados Unidos sugiere que la exposición a las hormonas durante el embarazo favorece que el cerebro se prepare para estar más alerta y más sensible a las necesidades del bebé, y que esto influye en una pérdida de memoria a corto plazo.
Los científicos insisten en que las embarazadas no deben preocuparse con esta pérdida de memoria ya que es un síntoma pasajero y, por tanto, la memoria y la capacidad de concentración regresan unos meses después de dar a luz.