Todo surgió a raíz de que varias mujeres que habían sido madres a través de inseminación, se dieron cuenta del parecido que había entre sus hijos y denunciaron los hechos, llegándose a producir una investigación que reveló que hasta 102 niños tenían el mismo padre, del que no se ha revelado su identidad.
Según informa el diario Daily Mail, el hombre donó su esperma en hasta 11 clínicas diferentes, a pesar de que en cada clínica se realiza un contrato donde el donante se compromete a no donar en otros centros.
Por ley, un donante de esperma en los Países Bajos sólo está autorizado a tener 25 niños para limitar la posibilidad de que los hijos concebidos terminen más tarde en una relación sin saber que comparten genes.
A raíz de este descubrimiento, la Sociedad Holandesa de Obstetricia y Ginecología (NVOG), ha pedido al ministerio de sanidad que cree un registro nacional de donantes para que así las clínicas puedan tener acceso a los datos y estar más controlados.