Un rico libanes creyó que si venía España y ofrecía 40.000 euros por un hígado salvaría su vida. Le buscaron a nueve inmigrantes por la zona de Levante y pagó los 12.000 euros de las pruebas médicas a los posibles donantes. Dos libaneses y un argelino residentes en España captaban a los inmigrantes en centros musulmanes. Un rumano salió compatible con el libanés y acudió al hospital clínico de Barcelona pero no pasó el filtro. Además, una mujer a la que intentaron captar también les denunció. Paradójicamente, el libanés cumplió su objetivo: lo operaron en Barcelona porque paralelamente había iniciado el trámite por la vía legal. El donante fue su hijo. Lo operaron en un centro privado. Ahora están en libertad con cargos y el pasaporte retirado. Los cinco imputados se enfrentan a 12 años de cárcel.