La madre, que mató a su hijo degollándole, lleva once años en prisión, pero no fue hasta el lunes cuando la mujer confesó ante el juez el por qué de su crimen.
Katit-Staeheli explicó que no podía recordar nada de lo sucedido ese día en la habitación del hospital y que tenía miedo de que los médicos se llevaran a su hijo para experimentar con él. Un psiquiatra, que evaluó a la mujer, afirmó que ésta sufría un trastorno de personalidad.
La mujer también admitió que es altamente escéptica con la medicina convencional y los médicos y que cree en la homeopatía y en la medicina tradicional india y china.
Cuando los doctores le dijeron en Zurich, Alemania, de donde es la mujer, que el niño necesitaba someterse a una resonancia magnética, ésta entró en pánico y decidió llevarse a su hijo, según informa Mirror.
Desde allí huyó a España, donde se refugió por un tiempo hasta que fue descubierta por las autoridades en un centro comercial de Torrevieja, donde unos agentes de la Guardia Civil la reconocieron después de haber visto su imagen en una orden de búsqueda internacional.
Mientras los médicos examinaban a su bebé, Katit-Staeheli se encontraba custodiada por dos policías, a los que pidió permiso para darle un baño al niño. Tras desnudarle, cogió un cuchillo y lo degolló. Después intentó suicidarse, pero no lo consiguió.
Los fiscales españoles exigieron entonces 17 años de prisión, pero el juez resolvió una sentencia de 11 años.