"Los médicos nos decían que no había nada más que hacer pero nosotros no perdimos nunca la esperanza", dijo la tía de la joven, Beverly Giles, de 49 años, al diario Abc News.
Los médicos se vieron obligados a dar a luz prematuramente en enero al bebé que Sharista esperaba. Pesó 900 gramos pero ahora ya pesa casi tres kilos y se encuentra en la incubadora en perfecto estado. El bebé sigue sin tener un nombre, de momento la familia lo ha llamado "Baby L".
Cuando Sharista se despertó del coma lo primero que hizo fue coger fuertemente la mano de su padre y seguirle con la mirada. El padre de la joven comenzó a contarle la historia de lo ocurrido y le enseñó la foto de su hijo para ponerle al día de todo. La joven se quedó anonadada pero era consciente de lo que su padre le estaba contando en ese momento. "Él le mostró una foto de su bebé, y ella siguió la historia" aseguraba la tía de la joven.
Es demasiado pronto para saber el pronóstico de Sharista, según lo que ha contado Giles. Ahora la familia espera que Sharista se reecuentre con su bebé cuando salga de la unidad neonatal de cuidados intensivos del hospital.