Para llevar a cabo la investigación, el grupo de la Universidad Eötvös Loránd de Budapest comenzó estableciendo un entrenamiento en el que los perros tenían que comportarse de un determinado modo tras decirles “hazlo”, por ejemplo, si el entrenador tocaba un paraguas ellos debían hacer lo mismo tras la señal. A continuación, introdujeron uno nuevo en el que tras una nueva acción del humano, diferente de la orden, el can tenía que tumbarse en una alfombra, según publica People.
Por último, crearon otro entrenamiento en el que el humano realizaba otra acción, llevaba al perro detrás de una pantalla y le dejaba allí durante un minuto. En ese tiempo, el entrenador hacía algo que el animal no había visto antes. Sorprendentemente, el can le imitaba.
En este último, por tanto, el can recordaba cosas que no tenían que ver con el entrenamiento y que era totalmente irrelevante para ellos. Así , han concluido que más allá de personas, términos y estímulo-recompensa, los perros recuerdan cosas que ni siquiera deberían ser importantes para ellos.