La carrera de una pareja para casarse antes de que el novio muriera de cáncer

Noticias Cuatro 02/11/2013 18:09

A Andy le diagnosticaron cáncer de garganta en mayo de 2009 después de descubrirle un bulto en su cuello. Pero tres años más tarde la enfermedad se había extendido por su cuerpo, primero a sus pulmones y luego a su cerebro. Los médicos comunicaron a la pareja que Andy estaba en situación terminal. “Pensaba que era un quiste, pero la cirugía reveló que era cáncer”, explica Kelli, de 29 años, a MailOnline.

Andy había sido fumador cuando era joven y manager de un bar, “viviendo la vida siempre hasta el final”. “Estaba siempre de un lado a otro del bar”, señala Kelli que trabaja en seguros en Glasgow. “Decía que le gustabaa vivir la vida con intensidad y lo hizo”.

Kelli señala que “cuando le conocí en diciembre de 2004, era el manager de un pub local y puedo decir honestamente que fue amor a primera vista. Era 21 años mayor que yo pero la diferencia de edad no nos importaba”.

Después del impacto del diagnóstico de cáncer, Andy permaneció tranquilo. Kelli indica que “sólo dijo que lo superaríamos y que era como Lázaro, con muchas vidas”.

Tras sufrir radio y quimioterapia, con Kelli constantemente a su lado en el hospital, Andy fue dado de alta y la pareja intentó seguir con sus vidas. “Andy estaba haciendo progresos, pero en mi cumpleaños en abril, algo empezó a ir mal”, señala Kelli.

Las alarmas se encendieron cuando Andy, muy fiestero, quiso volver a casa pronto cuando salieron una noche. “Sus ojos ardían, le dolía la cabeza, tosía y se sentía como si alguien le presionara el pecho”.

Kelli insistió para que fuera al médico. Las noticias siguientes fueron devastadoras. El 15 de mayo, a Andy le diagnosticaron un cáncer de pulmón de nivel cuatro (avanzado) y los doctores temían que se extendiera al cerebro, lo que finalmente ocurrió dos semanas más tarde. No había nada que pudieran hacer.

Andy inmediatamente le propuso matrimonio. “En los ocho años que estuvimos juntos nunca había querido casarse, decía que era sólo un trozo de papel”, explica Kelli. “Pero decidió que quería darme un día de boda porque yo había estado con él durante todo ese tiempo, por lo que lo organizamos todo. Mirando hacia atrás, me pregunto si su intención era distraerme del horror de la situación”.

“Estaba triste, excitada y aterrada, era una mezcla de emociones”, señala la novia. La boda fue fijada para el 6 de julio y Kelli organizó una pequeña y familiar boda. Pero diez días antes, Andy empeoró. Se deterioraba rápidamente, no podía tomar ni comida ni bebida y los doctores les avisaron de que era dudoso que llegara a vivir para ese día. Andy estaba decidido a casarse y presentó batalla para llegar al gran día. Y lo hizo.

“Lo que se suponía iba a ser una boda de 12 invitados, acabó teniendo 80 y otros 200 por la tarde. Todo el mundo vino a decir adiós a Andy”.

“Todos pensábamos que habría muchas lágrimas y tristeza, pero en realidad fue una celebración de su vida y del hecho de llegar a la boda”, explica Kelli. Andy hizo gala de su humor en los discursos y todo el mundo rió a carcajadas.

La pareja pasó la noche de bodas en un spa y después regresaron a casa, donde Andy continuó empeorando hasta que, finalmente, murió un mes después de la boda.