¿Por qué no es bueno parar un estornudo?

Noticias Cuatro 12/07/2016 11:19

Antes de que se produzca el estornudo existen un síntoma muy familiar para todos: un picor irritante en la nariz. Ese momento delata que vamos a estornudar, un proceso natural del cuerpo para eliminar las partículas y bacterias que se alojan en las cadivades nasales y que pueden provocar una infección.

Este acto reflejo involuntario, uno de los más potentes del cuerpo, sale 'disparado' a una velocidad aproximada de 160 km/h y lanza partículas hasta a tres metros de distancia, y debido a su carácter de no ser un acto controlado voluntariamente es muy difícil interrumpir su salida totalmente, aunque es posible atenuarlo.

En el proceso del estornudo intervienen varios órganos. La primera fase comienza en los pulmones, según la revista 'Contexto', que alertados por la irritación de la nariz, se llenan de aire, para posteriormente cerrar la tarquea, mientras en la nariz se produce una secreción que arrastrará las partículas dañinas que aloja. Y finalmente ¡achús!, estornudamos.

Intentar cohibir este mecanismo es un error. Primero porque al aguantar el estornudo se retienen las bacterias almacenadas en los conductos del aparato respiratorio. Igualmente, la presión que se creada tiene que salir por algún lugar, como por ejemplo el globo ocular, que en casos extremos puede causar daños.

Aunque es mucho más común que la presión encuentre su lugar de escape por el oído, donde los daños producidos pueden acarrear cierta gravedad, ya que puede lastimar el tímpano, una parte del cuerpo muy delicada y muy fácil de dañar, especialmente desde dentro.