Una joven comparte su larga lucha contra la anorexia: "Preferiría morir antes que comer"

Noticias Cuatro 26/10/2017 18:02

Desde los ocho años, Emma Barrow ya contaba con trastornos alimenticios que la perseguían cada vez que comía. Ahora, con 269, la joven australiana ha confesado al medio Daily Mail, que se llegó a obsesionar tanto con la comida, que en vez de alimentos, solo veía la cantidad de calorías que contenían sus almuerzos. "Me negaba a tocar la comida con las manos", confiesa.

A los 16 años, Barrow fue diagnostica con anorexia nerviosa, y desde entonces comenzó su dura batalla con esta enfermedad que tal y como asegura la joven, llegó a obsesionarla tanto que restringió su dieta a “prácticamente nada”, confiesa Barrow.

La presión por perder pesó se acentuó cuando Barrow decidió competir en la disciplina de baile. "Cuando llegaron las competiciones, me puse el disfraz. La falda era varias pulgadas demasiado grande para mí. Ya estaba delgadA, pero estaba convencidA de que el disfraz se había hecho incorrectamente", cuenta la joven.

En 2012, ingresó en el hospital en una condiciones muy cercanas a la muerte, ya que su peso saludable se encontraba entonces muy por debajo del recomendado para su edad y altura. "Me volví tan mal, tan frágil que a veces ni siquiera podía caminar", confiesa la joven.

Los médicos la advirtieron entonces que estaba al borde de la muerte, por lo que decidieron trasladarla a urgencias conectada a un tubo de alimentación. “Los médicos me dijeron que me mantenían con vida al meterme bolsas de glucosa. Les pedí que me dijeran cuántas calorías estaban entrando en mí. Estaba histérica. Les supliqué que me dejaran morir”, asegura la joven.

Después de estabilizar a la joven, los médicos comenzaron a realizarla numerosas pruebas que determinaron que se encontraba en condiciones realmente graves. “Se encontraba severamente deshidratada y desnutrida, y su hígado y riñones se estaban deteriorando rápidamente”, le confesaron los médicos.

Su frágil situación no hizo cambiar de idea a la joven, quien intentó huir del hospital en varias ocasiones sin éxito. "Estaba convencida de que el personal del hospital estaba tratando de engordarme. Exigí que viniera a buscarme y me llevara a casa", señala.

Barrow señala que cada bocado de comida en le hospital la llevaba una hora. "Comencé a esconder mi comida en el hospital y hacer ejercicio usando botellas de agua como pesas en mi habitación. Mi cuerpo estaba mejorando, mi mente no", confiesa.

Según Barrow relata, fue cuando su psiquiatra mencionó que la vería de regreso en el hospital dentro de unos meses lo que la hizo reflexionar sobre su situación. "Esto me golpeó bastante duro porque no quería volver al hospital", confiesa.

A pesar de cambiar su vida hace cinco años, Emma admite que todavía ve la comida como un número. "No es una forma de vida particularmente saludable, pero estoy tratando de borrar años de pensamientos desordenados y tomará tiempo", comparte la joven. "Me molesta mucho pensar que este trastorno de la alimentación tuviera tanto control sobre mi mente que realmente prefería la muerte a la comida y el aumento de peso", agrega.

Al contar su historia, la estudiante universitaria quería que otros enfermos extrajeran la esperanza de sus experiencias. 'Hay un mundo entero esperando que lo agarres. Tu identidad no es tu desorden. Tu valor no es tu desorden ", reza.