Coloquialmente en inglés se le conoce como ‘Mile High Club’, que viene a ser como “el club de la milla de altura”, un premio inventado otorgado a quienes han logrado tener sexo a bordo de un avión.
Las empresas estadounidenses buscan explotar este peculiar mercado. Concretamente, David MacDonald, dueño de Flamino Air, una aerolínea pionera que ofrece estos servicios desde 1991.
En sus aviones, una cortinilla separa la zona privada de la vista del piloto. Cojines, champagne y chocolate completan el lote que ronda los 500 euros.
El magnate explica a la BBC Mundo que el éxito para promocionarse está en hacer “énfasis en el romance y no en el sexo”. Ya que la gente de la zona es muy reservada, aunque asegura que “ al cerrar la puerta, todo cambia”.
Es un mercado mayoritariamente femenino. Son ellas las que generalmente hacen las reservas, y los principales clientes son parejas de entre 35 y 65 años de edad, aunque a veces contratan tríos.
A la compañía no le faltan competidores: Love Cloud (La nube de amor), en su página web ofrece directamente el “Vuelo del club de la milla de altura”, para no dejar lugar a dudas.
El equipaje que llevan los pasajeros puede ser singular. "Recuerdo el de una pareja sadomasoquista", asegura MacDonald. Su compañía realiza unos tres vuelos por semana, aunque en temporada alta, como es San Valentín, puede haber hasta 10 vuelos al día.