Según recoge el diario Telegraph, los actuales tipos de erradicación del cáncer suponen administrar de forma constante grandes cantidades de quimioterapia. Aunque esto logra destruir las células cancerígenas, en muchos casos provoca efectos adversos que van incluso más allá de las naúseas o la pérdida de pelo: en muchos casos, daña el sistema inmunológico y provoca anemia. Además, aseguran que la quimioterapia puede favorecer a la proliferación de celulas cancerígenas resistentes a los tratamientos.
La propuesta de estos expertos, que han empezado sus pruebas en el Centro de Cáncer e Insituto de investigación H Lee Moffitt de Tampa (Florida), es dar una primera dosis alta de quimioterapia al diagnosticar la enfermedad y después ir dando con el paso de los meses dosis mucho más bajas del tratamiento. Esto permitiría controlar que no se produzca metástasis y alargaría la vida del paciente, aunque es muy probable que sufriera recaídas.