El viento, a veces con ráfagas de más de 60 kilómetros por hora, ha vuelto a reavivar el incendio que asola Gran Canaria desde el viernes, y que lleva calcinadas ya más de 3.500 hectáreas. Las llamas han alcanzado ahora el Barranco de Veneguera, y han obligado a más de mil vecinos del municipio de Mogán, al suroeste de la isla, a desalojar la zona por el temor de que el viento extienda las llamas hasta sus hogares.
Este incendio se considera ya el peor desastre ecológico de Gran Canaria.
El vigilante forestal que prendió fuego al monte porque en septiembre se le acababa el contrato, ha declarado ya ante el juez.
Mientras en Córdoba se ha estabilizado el fuego en Cerro Muriano, en el que han ardido alrededor de 4.000 hectáreas; aunque también quedan algunos focos activos que se espera se vayan controlando en las próximas horas.