Además de los 21 fallecidos, el terrorista suicida con bomba hirió a 97 personas en la explosión que horas después provocaba las protestas de la comunidad cristiana en Alejandría. Este domingo las reacciones de rechazo se han reproducido en la capital del país. Al menos diez manifestantes han resultado heridos en enfrentamientos con la policía delante de la sede de la televisión estatal egipcia en El Cairo, donde centenares de personas protestaban contra el atentado y pedían justicia para las víctimas. Las iglesias cristianas han permanecido blindadas por las fuerzas de seguridad egipcias después del atentado de la pasada Nochevieja.
El Papa Benedicto XVIha condenado el ataque como un "gesto vil", el más reciente en una serie de hechos de violencia contra cristianos en Oriente Medio y África. En Egipto, el 10 por ciento de la población es cristiana copta. Ahmed al Tayeb, jeque de la institución musulmana de Al Azhar, la más prestigiosa del mundo musulmán, ha condenado el ataque y ha asegurado que "los enemigos del islam y de los egipcios quieren empujar al país a una guerra sectaria". Ahmed al Tayeb ha instado a "la unidad entre la cruz y la media luna".